Malta, un Estado insular en medio del Mediterráneo, que es clave en las rutas migratorias del norte de África hacia Europa, albergó esta semana a líderes africanos y europeos que se reunieron para acordar políticas que frenen el éxodo de migrantes entre ambos continentes. Por ahora, la mayor presión proviene de las rutas que incluyen Turquía, Grecia y los países de la península balcánica, las más usadas por los sirios, afganos e iraquíes que huyen de sus países sumidos en guerras civiles o en violencia tribal en busca de asilo en la Unión Europea (UE). Pero la situación podría cambiar.