El presidente Rafael Correa y el alcalde Jaime Nebot criticaron ciertos aspectos de la gestión del otro, pero en un tono distinto al que acostumbran en las fiestas de Guayaquil.

El pasado viernes, en honor a los 195 años de independencia de la ciudad, las dos autoridades ofrecieron sesiones por separado, como ha sido la constante desde el 2008.

Se habían saludado en la inauguración del edificio de la Contraloría, el anterior jueves, fecha que marcó su ‘reencuentro’: hace ocho años no coincidían en un acto cívico y público. Sobre este antecedente y el posterior contenido de los discursos, hay varias lecturas.

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Correa habló desde el Guasmo, en el sur, sobre la ‘difícil’ situación económica del país y cómo se la está manejando.

Al destacar las obras de su gobierno en el país, se preguntó qué municipio, “incluido el socialcristiano en Guayaquil”, ha hecho algo parecido.

Reiteró que le ‘indignaba’ que se atribuya un “modelo exitoso” a la actual administración local, cuando aún hay sectores en la urbe sin servicios básicos.

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La asambleísta Gina Godoy (AP) afirmó que el mandatario mantuvo su ‘constante’ de “hacer visible una desigualdad”.

En cambio, Nebot habló desde el Palacio de Cristal, en el centro, como es su costumbre.

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Criticó al “Estado opresor” y al socialismo, y destacó las bondades de la economía social del mercado. Dijo que en economía hay medidas que funcionan y otras no, y que había que optar por las primeras.

La concejala Susana González (PSC-MG) anotó que el alcalde planteó dos visiones a modo de ‘llamado’ al Gobierno para que haga rectificaciones.

En sus respectivos discursos, ninguna de las dos autoridades nombró al otro.

El consultor político Antonio Tramontana concluyó que las intervenciones apuntaron a la ‘gestión’ del otro, pero que no fueron críticas frontales.

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“Fueron comentarios a una gestión, mas no fue una crítica; es decir, el tono parece que se apaciguó después de lo del 8 (de octubre)”, observó él.

Recordó que los políticos han emitido “discursos confrontacionales” en los últimos ocho años, pero que el pasado viernes “hicieron comentarios”.

Tramontana consideró que el reencuentro del pasado jueves fue “una reunión diplomática y de respeto”, cuyas consecuencias aún están por verse.

“A mi modo de ver en ese apretón de manos alguien ganó y alguien perdió. Quién ganó más y quién perdió menos queda a la percepción de las personas que hayan visto esto”, dijo con reserva. (I)

No hay que confundir la cortesía con la valentía. Uno tiene que ser civilizado, y eso no va a hacer que él (Correa) y yo dejemos de pensar ni de actuar como actuamos”.Jaime Nebot, Alcalde de Guayaquil