El cloro estaba caducado, el equipo de protección faltaba y la burocracia era tan intrincada que quienes luchaban contra el brote de ébola el año pasado tuvieron problemas para conseguir aprobación para botas y baldes.

La epidemia de ébola del 2014 que enfrentó a un virus letal contra un sistema sanitario casi inexistente estaba destinada a tener graves consecuencias, pero una investigación de Associated Press halló que una serie de errores evitables lastraron gravemente el trabajo de los cooperantes internacionales.

La Organización Mundial de la Salud, encargada de liderar la lucha contra las pandemias en el mundo, ya recibió críticas por su gestión de los esfuerzos para combatir la enfermedad. A principios de año, una investigación de AP halló que la OMS demoró la declaración de emergencia internacional — el equivalente a una señal de SOS — por motivos políticos y económicos. Correos electrónicos obtenidos recientemente, documentos y entrevistas muestran que la agencia de Naciones Unidas y otros equipos de respuesta fracasaron a la hora de organizar una respuesta contundente incluso después del aviso.

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Expertos dicen que, en última instancia, esa torpeza costó vidas en África Occidental.

"No hay duda de que una mejor y más temprana respuesta de la OMS podría haber resultado en miles y miles de muertes menos de las que vimos", dijo Irwin Redlener, director del Centro Nacional de Preparación para Desastres de la Universidad de Columbia, en Nueva York.

Kenema es una ciudad conocida por sus diamantes cuyas carreteras llenas de baches se llenan de barro rojo en la época de lluvias. Expertos y conocedores de la situación apuntan que la caótica respuesta que hubo allí el año pasado representa el estado de los esfuerzos para enfrentar la enfermedad en la región, a medida que se hacía imposible de controlarla. Hasta el momento, el ébola ha matado a más de 11.000 personas y funcionarios estiman que la epidemia no se detendrá antes de final de año.

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Durante el apogeo de casos de ébola en julio de 2014, la directora general de la OMS, Margaret Chan, identificó Kenema como una de las dos zonas prioritarias.

"Transporte, EPI (equipos de protección individual) y otros equipos deben (ser) proporcionados", escribió el 24 de ese mes.

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Pero miembros del personal recibieron regularmente cloro caducado o cuestionable, incidentes que asustaron a un personal ya agitado. La enfermera Donnell Tholley dijo que a veces los trabajadores llegaron a ponerse guantes mal ajustados en las manos y envases de plástico de la calle en los pies — en lugar de las botas altas de goma de protección que necesitaban. Más de 40 trabajadores sanitarios murieron y otros abandonaron el hospital por miedo. Joseph Fair, un experto estadounidense en enfermedades que estaba en Freetown para asesorar al gobierno de Sierra Leona, describió a la OMS como "paralizada", recordando llamadas telefónicas interminables para discutir cosas como el color de bolsas para cadáveres.

La situación en el hospital estatal de Kenema era horrible — pacientes ensangrentados yacían en su agonía en las salas sin suficiente personal mientras miembros de la OMS pedían refuerzos que nunca llegaban. Otros cooperantes se negaron a trabajar allí, citando las condiciones peligrosas; prácticamente no había triaje y los pacientes a menudo se trasladaban a la sala de ébola por errores incomprensibles.

Cuando la Cruz Roja se ofreció a construir un centro de tratamiento para aliviar presión al hospital, quedó en suspenso porque nadie en el gobierno de Sierra Leona ni en la OMS les dijo donde podían levantarlo.

Para cuando se construyó la clínica, el pico del brote en Kenema había pasado. Veinte trabajadores sanitarios se infectaron en ese tiempo. Muchos pacientes que fallecieron por el virus fueron enterrados en un cementerio detrás del hospital y las tumbas se marcaron con números en lugar de con nombres.

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Bruce Aylward, el principal experto en ébola de la OMS, dijo que era habitual que los centros de tratamiento de la enfermedad se viesen atrapados en disputas políticas. "Sin lugar a dudas, en algunos casos fue por la burocracia", apuntó añadiendo que no era correcto culpar a la agencia de la ONU. "Al final estas fueron decisiones del gobierno ", dijo. (I)