Algunos ignoran cuánto y en qué tiempo pagar por el crédito de $ 78 millones de la CFN.

Son las 15:00 del jueves 26 de este mes y el sonido de las avionetas que sobrevuelan para fumigar las plantaciones de banano se confunden con los de las motos que van y vienen dentro de la hacienda La Clementina.

Al mismo tiempo, el dirigente de un gremio, que representa a parte de los trabajadores, y el representante de una cooperativa creada para comprar la hacienda acababan de confirmar la adjudicación de la propiedad a través de un crédito de $ 78 millones de la Corporación Financiera Nacional (CFN).

Publicidad

La hacienda fue incautada en mayo pasado al empresario Álvaro Noboa por una supuesta deuda de $ 95 millones.

Darwin Mora, presidente de la Cooperativa de Producción y Comercialización La Clementina (Cooproclem), y Vicente Chariguamán, representante del Sindicato, respaldan la compra. No está Julio Mosquera, del Comité de Empresa, quien ha mostrado una postura opuesta. Para Mora, los que están en contra “no son más de 2 o 3 personas”, minimiza.

Estas diferencias entre dirigentes se refleja en las posturas de varios trabajadores consultados por este Diario durante un recorrido por la hacienda.

Publicidad

Eladio Alcívar, de 43 años, quien lleva 17 laborando en la hacienda, está de acuerdo.

Él es uno de los 1.678 empleados de los 1.900 de la hacienda adscritos a Cooproclem y asegura que en los últimos 7 meses de la administración del SRI ha notado mejoras. “Antes uno iba a hacer un préstamo al IESS y no nos daban porque había deuda (de la empresa), ahora ya podemos acceder”, señaló Alcívar, quien conoce que el préstamo sería pagado en 15 años.

Publicidad

En cambio, para Víctor Dicao, quien lleva 30 de sus 47 años en La Clementina las expectativas sobre la compra de la hacienda no son tan positivas.

Dicao señala que, pese a que en varias reuniones lo quisieron convencer de ingresar a la cooperativa, prefirió no hacerlo. “Yo solo quiero trabajar, eso es lo importante”, señala Dicao.

Una cuadra adelante, Nelson Cárdenas, de 34 años, asegura que firmó para pertenecer a Cooproclem, pero no sabe cuánto dinero pagará, ni el tiempo de la deuda. “Nos dijeron que firmemos y que en enero explicaban”, dice Cárdenas, quien tiene 3 años laborando.

Cruzando el camino de tierra, Narcisa Ramos, de 44 años, quien lleva toda su vida en La Clementina, tiene dudas por la compra de la hacienda. “El tiempo que nos vamos a tirar pagando es demasiado, ¿y si no llego ni a los 15 años?, hay otros que buscamos que nos liquiden (tiempo trabajado bajo la administración Noboa)”, expresa.

Publicidad

Mientras, Mora cree que con el tiempo los 222 trabajadores que no se sumaron inicialmente a la postura de la mayoría se irán convenciendo.

En tanto, Pedro Granja, uno de los abogados de Exportadora Bananera Noboa, sostiene la ilegalidad de la protocolarización de la compra, realizada el viernes pasado en Babahoyo por la cooperativa, pues asegura que ese día se interpuso un pedido de rectificación en el Registro de la Propiedad de esa ciudad; y que hay dos acciones presentadas por la Bananera en los tribunales fiscales de Guayaquil impugnando la legalidad del remate, que según Granja, no se han resuelto todavía.