El wifi es una herramienta de suma utilidad, ya que nos permite tener acceso a internet y a una infinidad de información. Al salir a la calle, algunas personas suelen activar sus datos móviles, mientras que otras quizás esperan a conectarse a alguna red gratuita en un centro comercial, restaurante, etc. Por lo general, la mayoría de personas dejan su wifi encendido todo el tiempo, sin imaginar que esto puede traer grandes peligros.

Una vez habilitado el wifi se ejecutará la búsqueda de un rúter de internet al cual poder conectarse. Puede que parezca una práctica inofensiva, pero es recomendable no hacerlo si estás fuera de tu vivienda.

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Uno de los motivos es que la batería se descargará mucho más rápido. Asimismo, puede ser una ventana para que los ciberdelincuentes accedan a tus datos sensibles. Por ejemplo, en caso de que dejes tu wifi activo y pases cerca de una red de hackers que no tiene contraseña, tu dispositivo se vinculará y de ese modo se pueden descargar malwares.

Cuando un usuario se conecta a una red pública suele usarla como si estuviera en casa: entra a sus redes sociales, lee sus correos, publica información, hasta revisa sus cuentas bancarias. Todas esas operaciones quedan expuestas en esas redes de wifi públicas, y lo están porque hay distintos tipos de ataques y riesgos de seguridad que amenazan esa privacidad.

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Tras utilizar esos servicios en la red pública, es también muy recomendable cerrar la sesión de los servicios utilizados para que no quede “residuo” alguno de nuestra conexión a esos sitios web. Es recomendable no usar aplicaciones móviles con información sensible. (I)