Luces, equipos de música, cámaras, termostatos, cerraduras, cortacésped, persianas: cada vez hay más dispositivos domésticos que pueden conectarse en red. En estos casos, el móvil o la tableta pasan a ser la unidad de control con la que se puede dirigir el ejército de aparatos inteligentes a través de diferentes aplicaciones. Sin embargo, a medida que aumenta la conectividad, también lo hace el flujo de información, y muchos consumidores se preguntan a dónde van a parar sus datos y cuán seguras son las conexiones.