Hace tres décadas, un viaje en carro durante el verano dejaba el parabrisas cubierto de insectos aplastados. Hoy, el cristal queda limpio. Esa diferencia, que los científicos llaman “la prueba del parabrisas”, revela algo grave y es que los insectos están desapareciendo a un ritmo alarmante.

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La biodiversidad global de abejas ha caído un 25% desde 1995, las mariposas en Estados Unidos disminuyeron un 22% en dos décadas, y algunas zonas boscosas de Alemania perdieron el 76% de sus insectos voladores en 27 años, refiere Live Science.

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La buena noticia es que hay formas de revertir el daño. Foto: FreePik

¿Qué está pasando con los insectos?

La crisis en la naturaleza los expertos la llaman “el apocalipsis de los insectos”, y no es exageración.

El cambio climático desincroniza los ciclos de vida de muchas especies con sus fuentes de alimento, la urbanización les roba hábitat, y pesticidas como los neonicotinoides siguen usándose a pesar de su impacto devastador sobre especies como las abejas silvestres.

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Esto es motivo de preocupación porque tres cuartas partes de los cultivos que se consumen dependen de la polinización por insectos.

El café y el chocolate son 100% dependientes de ella. Sin polinizadores, la producción de algodón caería hasta un 50%, y la alfalfa no prosperaría. Solo en Estados Unidos, los insectos polinizadores aportan unos 34 mil millones de dólares anuales en valor económico.

Y no basta con las abejas melíferas que los apicultores transportan de campo en campo, los abejorros nativos polinizan mejor los arándanos y tomates mediante vibración, las moscas del chocolate son las únicas que fecundan el cacao, y las abejas cortadoras de hojas hacen el trabajo pesado con la alfalfa. Perder esa diversidad significa perder rendimiento agrícola y, con él, seguridad alimentaria.

Perder esa diversidad significa perder rendimiento agrícola. Foto: FreePik

La buena noticia es que hay formas de revertir el daño. Convertir medio terreno promedio en hábitat con plantas nativas puede aumentar la riqueza de polinizadores hasta en un 90%.

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Plantar franjas de vegetación entre cultivos, crear jardines para mariposas o incluso poner una maceta con flores silvestres en el balcón funciona como “piedra de paso” para abejas y mariposas en zonas urbanas.

Lo que los expertos piden es claro. Reducir pesticidas, proteger espacios silvestres y actuar ya, sin esperar a que los datos dejen cifras cuando ya sea demasiado tarde.

(I)

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