Como bailarina profesional tuvo que viajar desde su infancia por el mundo durante largos periodos, competir en televisión y actuar en diversos escenarios. La presión, el estrés y el perfeccionismo no eran ajenos a la estadounidense Julianne Hough, hoy de 31 años, y por eso en 2018 decidió convertir su propia habilidad para el baile en una forma de catarsis emocional y compartir su método con el mundo.