El Adviento es un tiempo litúrgico que marca el inicio del año eclesiástico cristiano y tiene una especial relevancia para la preparación espiritual de los fieles rumbo a la celebración de la Navidad. Este periodo comienza con el primer domingo de Adviento y se extiende hasta la víspera del 25 de diciembre, con un énfasis en la espera, la reflexión y la esperanza en la venida de Cristo.
A lo largo de estas semanas, las comunidades cristianas realizan diversos actos simbólicos y celebraciones litúrgicas que invitan a la introspección y a la preparación interior. Uno de los signos más representativos del Adviento es la corona con cuatro velas, que se encienden de manera progresiva cada domingo.
El cuarto domingo de Adviento representa el último tramo de este camino espiritual previo a la Navidad. Este año, dicha fecha corresponde al domingo 21 de diciembre, momento en el que los fieles intensifican su preparación para conmemorar el nacimiento de Jesús.
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En esta jornada se enciende una vela de color morado, que, al igual que las anteriores, simboliza la penitencia y la reflexión. No obstante, esta cuarta vela refuerza especialmente la cercanía de la Navidad y la inminente llegada de Cristo, consolidando el mensaje de esperanza que caracteriza al tiempo de Adviento.
Oración
Han llegado los tiempos mesiánicos
« Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito: estad alegres. El Señor está cerca. » (Antífona de Entrada, Flp 4, 4.5)
« Estás viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad - fiesta de gozo y salvación - y poder celebrarla con alegría desbordante. Por nuestro Señor. » (Oración Colecta)
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Comienzo de la Celebración en torno a la Corona de Adviento
Guía: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
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Guía: Ven Espíritu Santo,
Todos: llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Guía: Envía tu Espíritu creador.
Todos: Y renovarás la faz de la tierra.
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Guía: ¡Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo!, haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de sus consuelos. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Todos: Amén.
Bienvenida
Guía: Una vez más nos reunimos, atentos al anuncio de la llegada de Dios Nuestro Señor. Se acerca la gran fiesta de Navidad, la fiesta del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén y en nuestros corazones. Preparémonos a recibir a nuestro Salvador reuniéndonos en torno a esta corona.
(Se enciende la cuarta vela)
Palabra de Dios
Guía: Escuchemos la palabra de Dios.
Lector: Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 1,26-38)
Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo
« En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando a su presencia, dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú eres entre las mujeres.’ Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: ‘No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y el pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.’ Y María dijo al ángel: ‘¿Cómo será eso, pues no conozco varón?’ El ángel le contestó: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu prima Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.’ María contestó: ‘Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según su tu palabra’. » «Y la dejó el ángel .»
Lector: Palabra de Dios.
Todos: Gloria a Ti, Señor, Jesús.
Reflexión
Guía: Hoy en la víspera de Navidad, una persona especial ocupa nuestra atención, una mujer joven y hermosa llamada María, casi desconocida para la mayoría de los judíos. Dios, sin embargo, la eligió para ser la madre de su Hijo, Jesucristo.
Diálogo
(Después de unos momentos de silencio el guía debe motivar que los participantes hagan comentarios sobre el texto bíblico. Para terminar este diálogo se invita a los presentes a hacer un compromiso.)
Compromiso
Guía: Pongámonos en presencia de Dios y meditemos:Al igual que nuestra Santísima Madre la Virgen María, estamos dispuestos a tener como único propósito en la vida hacer la voluntad del Señor, y meditar en nuestro corazón el misterio del nacimiento de Cristo. ¿He cumplido los compromisos que me propuse? ¿Cómo hemos cumplido esos compromisos que nos hemos propuesto anteriormente? ¿En qué he tenido éxito, en qué he fallado? ¿Estoy dispuesto a cumplir y ser fiel al igual que María lo fue en su vida?
(Reflexión en silencio)
Despedida
Guía: Señor, gracias por reunirnos una vez más en torno a esta corona. Haz que la presencia de la Santísima Virgen María nos ayude a dar ese último esfuerzo para estar listos y recibirte. Permítenos acompañarla durante estos últimos días en su camino a Belén para recibirte. Por Cristo Nuestro Señor.
Todos: Amén.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
(Se puede continuar la celebración con villancicos y juegos)


























