Durante este verano, la Tierra está girando ligeramente más rápido, lo que ha provocado que los días sean apenas más cortos de lo habitual, según datos del Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia (IERS) y del Observatorio Naval de Estados Unidos, recopilados por el portal timeanddate.com.

El 10 de julio de 2025 fue el día más corto del año hasta ahora, con una duración 1,36 milisegundos menor a las 24 horas. Se prevé que el 22 de julio y el 5 de agosto también registren días más breves, con duraciones de 1,34 y 1,25 milisegundos menos, respectivamente.

Aunque el día solar promedio dura 86.400 segundos (24 horas), la duración real varía por factores como la gravedad lunar, los cambios estacionales en la atmósfera y la dinámica del núcleo terrestre. Estas variaciones no afectan directamente a la vida diaria, pero sí tienen implicaciones para sistemas como computadoras, satélites y telecomunicaciones. Por esta razón, las desviaciones mínimas son monitoreadas mediante relojes atómicos, introducidos en 1955.

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El tiempo coordinado universal (UTC), que se rige por unos 450 relojes atómicos en todo el mundo, es el estándar global al que se ajustan teléfonos y computadoras. Astrónomos también rastrean la rotación terrestre mediante satélites, para identificar diferencias mínimas entre el tiempo atómico y la rotación real del planeta.

El 5 de julio de 2024 se registró el día más corto desde que existen los relojes atómicos, con una duración 1,66 milisegundos menor a las 24 horas.

“Desde 1972 hemos observado una tendencia hacia días ligeramente más rápidos”, indicó Duncan Agnew, profesor emérito de geofísica en la Institución Scripps de Oceanografía y la Universidad de California en San Diego. Sin embargo, explicó que hay fluctuaciones, comparables a los movimientos del mercado bursátil.

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En 1972, la rotación más lenta de la Tierra llevó a agregar el primer “segundo intercalar” al UTC, un mecanismo similar al año bisiesto que ajusta el desfase entre el tiempo atómico y el tiempo astronómico. Desde entonces se han añadido 27 segundos intercalares, el último en 2016. Debido al aumento de velocidad del planeta, la frecuencia de estos ajustes ha disminuido.

En 2022, la Conferencia General de Pesas y Medidas votó para eliminar el segundo intercalar antes de 2035. Sin embargo, si la Tierra continúa acelerando, podría ser necesario restar un segundo del UTC, lo que implicaría un “segundo intercalar negativo”, algo que nunca ha ocurrido. “La probabilidad de tener uno antes de 2035 es de aproximadamente 40%”, afirmó Agnew.

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El cambio en la rotación terrestre se debe, entre otras causas, a la influencia de la Luna, las mareas, y el comportamiento de la atmósfera en verano, que transfiere momento angular al planeta. También influye el núcleo líquido de la Tierra, que se desacelera mientras el resto del planeta se acelera.

El cambio climático también juega un papel inesperado. Según un estudio publicado por Agnew en Nature, el derretimiento del hielo en Groenlandia y la Antártida ha desacelerado la rotación del planeta, compensando el aumento de velocidad. “Si el hielo no se hubiera derretido, probablemente ya habríamos tenido un segundo intercalar negativo”, dijo.

El desplazamiento de esa masa no solo afecta la velocidad, sino también el eje de rotación. De acuerdo con Benedikt Soja, investigador del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zúrich, en un escenario de altas emisiones, el impacto del cambio climático podría superar al de la Luna en la rotación terrestre hacia finales de siglo. (I)