El tesoro que logró obtener Paul Narce no lo disfrutó. Tampoco tuvo hijos ni otros familiares directos que pudieran recibirlo. La impresionante colección de monedas de oro que llegó a armar un hombre en Francia terminó oculta en un hueco abierto en una pared. Un escribano (notario) encargado de liquidar los bienes de Narce lo encontró.
Narce vivía en Castillonnès, un pequeño pueblo del suroeste de Francia.
Su estilo de vida sencillo y su vivienda modesta no se compaginaba con lo que muchos sabían en Castillonnès: que Paul Narce era el dueño de una valiosa colección de monedas, reseñan en La Nación.
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El coleccionista murió en un geriátrico en 2024. Tenía 89 años.
El hallazgo de las monedas de oro
Un año pasó hasta que el escribano encontrara el lote de monedas doradas, que permanecieron en un hueco de la pared.
Narce solo había tapado ese boquete con un cuadro.
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Al acceder a ese “tesoro” se dieron cuenta de que Narce se hizo de 1.000 monedas de oro antiguas.
La increíble colección del francés abarcaba “piezas del Reino de Macedonia, acuñadas entre los años 336 y 323 antes de Cristo.
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También presentaba series casi completas de monedas utilizadas en Francia durante los reinados de Luis XIV, Luis XV y Luis XVI”.
Narce y su hermana Claudette, quien también vivió en la casa, eran personas “muy modestas” y que nada hacía pensar que guardaban un valioso tesoro, agrega el medio sureño al citar al alcalde Pierre Sicaud.
¿Qué pasó con esas monedas?
Acaban de ser subastadas por casi 4 millones de dólares, informa La Nación.
La colección de Paul Narce fue vendida en la casa de subastas Beaussant Lefèvre & Associés, en París. La puja llegó a los 3,48 millones de dólares.
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Thierry Parsy, un experto en monedas, antes de la subasta y consultado por CNN dijo: “Nunca vi una colección tan importante salir a la venta desde el punto de vista de la cantidad y la calidad”.
El dinero de la subasta, añade La Nación, será entregado, junto a otros bienes, a unos “primos lejanos” del coleccionista.
Escuchar con insistencia, en el pueblo, rumores sobre el destino del tesoro de Narce motivó al escribano a detallar el inmueble con ojos de detective… y ¡lo encontró! (I)