Sentir que la velocidad está en tus pies, el viento sobre tu rostro, mientras que la ciudad y sus transeúntes se muestran como diapositivas a tus costados. Así es el patinaje. La gente aparece y desaparece tan rápido como la fuerza que inyectes a las piernas. Pronto el cuerpo va encontrando su balance, el equilibrio entre la izquierda y la derecha y el camino que se descubre frente a ti parece infinito. ¿Saltar? ¿Trepar? ¿Una vuelta? Todo dependerá de tu habilidad, pero quizás es lo más cercano que un humano pueda sentirse como Flash, el superhéroe.

El patinaje cautivó a los niños y jóvenes que crecieron en los años noventa, incluyendo a Mariuxi Luna, líder de la comunidad Guayakill Patina, pero al igual que nos ocurrió a muchos, ella también tuvo dificultades en hallar patines profesionales en la ciudad. Llegando al cambio de milenio, este artículo se desvaneció de las tiendas.

“Años después fui a vivir a la capital y allá me encontré con Quito Patina, una comunidad que recién estaba integrándose y de hecho fui una de las primeras en sumarme”, recuerda. “Los acompañé durante un año y me encantó vivir ese proceso y tener todas las aventuras del mundo subiendo y bajando lomas”.

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Recorrido nocturno con Guayakill Patina. Foto: El Universo

Al volver a Guayaquil, Mariuxi se puso la meta de agrupar una comunidad similar. “Extrañaba salir a patinar y a mis amigos sobre ruedas que dejé allá porque, en cada salida, haces nuevos amigos. Así que pensé que si en Quito, que está lleno de lomas, hay gente que patina, ¿por qué aquí en Guayaquil, si es tan plano, no hay gente que patine?”.

Los primeros en acompañarla a patinar al parque Samanes, que para entonces ya se había inaugurado en Guayaquil, fueron un vecino y un primo. “Así comenzó a surgir Guayakill Patina en 2015″, precisa. “Cada vez que salíamos y veíamos a alguien patinando, nos acercábamos y le preguntábamos si quería patinar con nosotros y entonces así empezaba un poco la amistad, el compartir sobre ruedas y comenzar a experimentar”.

Hoy, la base de operaciones del grupo se encuentra en Tiki Roots, un bar de comida y bebidas frente al parque de la Kennedy, ubicado junto a la tienda Guayakill Roller Shop, que tiene a la venta patines (en diversos modelos) y patinetas. El local es también un pilar para favorecer el crecimiento del grupo y aquellos que deseen unirse y que no sepan dónde comprarse un par de patines y su respectivo equipo de protección (Mariuxi recomienda no desempolvar ‘los viejitos’, pues es posible que debido al desgaste se vayan quedando por el camino).

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La ruta número 1 arranca desde el parque de la Kennedy hasta el malecón del Salado y cruza la av. 9 de Octubre hasta el Malecón S. Bolívar. Foto: El Universo

“Quien desee unirse debe tener principalmente muchas ganas. Porque hay gente que hasta se compra los patines, pero no sale”, dice Luna. Una vez que se haya integrado a Guayakill Patina, agrega, entrará a un mundo que le ofrecerá la oportunidad de compartir con otros en varias actividades que se adaptan al nivel que tenga cada persona.

Las rutas (dentro y fuera de la ciudad) es una de las actividades más populares y, aunque todos están invitados, el patinador debe cumplir con ciertos requisitos. “Hacemos dos rutas a la semana que ya están trazadas, sabemos que no son calles conflictivas, sabemos cómo rodarlas, que las aceras están buenas y procuramos que sean 100 % seguras, pero los rollers deben usar chaleco o prendas reflectivas y protecciones (casco, guantes, rodilleras, coderas), tener cierto estado físico, buenos patines y una habilidad básica”, explica Luna. “Tampoco nos gusta salir a la calle con alguien que no sepa patinar porque se puede convertir en un peligro para todos. Para eso tenemos clases, te preparas y luego podrás unirte a la ruta”.

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Una nueva generación

Cultivar una comunidad también es proyectarla a largo plazo. Como parte de esa estrategia, Guayakill Patina cuenta con tres escuelas para transmitir sus habilidades a los más jóvenes. Tienen la Escuela los Tigres (Parque Samanes, Concha acústica), con clases los lunes y viernes, a las 17:00; Las Águilas, escuela de Patinaje Extremo (Skatepark Municipal, frente al Mall del Sol), donde se reúnen los sábados a las 10:00, y también Los Dragones (parque de la Kennedy) con clases los sábados, 17:00.

Skatepark Municipal, frente al Mall del Sol.

Tyrone Roller, aficionado al patinaje agresivo, es el instructor de la escuela frente al Mall del Sol y, aunque ‘agresivo’ pueda sonar intimidante, sus clases se dividen en niveles. Los estudiantes básicos solo practican en terreno plano con conos, los intermedios se entrenan acoplándose a rampas pequeñas y a ciertos giros, mientras que solo los avanzados se enfrentan a las rampas más grandes. “Nadie está obligado a ir directamente a este tipo de desafío. Es más, sería demasiado peligroso”, precisa.

Durante la pandemia, Tyrone fue también el precursor de las clases personalizadas: él iba directamente al domicilio del estudiante, pero se encontraban en una cancha o lugar abierto para practicar. “Esto ayudó bastante a que las personas se olviden un poco del encierro mientras aprenden un deporte divertido”. Para quien desee aprender de esta manera, guardando el distanciamiento, esta modalidad sigue estando disponible.

Instructores: Carlos Cedeño, Tyrone Coveña, Mariuxi Luna y Leonard Ojeda.

El roller dance, un estilo que ha vuelto a estar de moda en Estados Unidos y Europa, es otra de las tendencias que impulsa el grupo a través de la instructora Érika Brunner quien prefiere los patines quad (clásicos, de cuatro ruedas) para esta actividad que está abierta a todos los géneros.

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No es bailar de la cintura para arriba, con tus extremidades superiores. “Eso cualquiera puede hacerlo”, comenta. “El roller dance verdadero es combinar pasos de baile con los patines y luego, es cierto, tu cuerpo se deja llevar y ocurre una sinergia más integral”, añade. Según Brunner, quienes participan en sus clases desarrollarán equilibrio, coordinación, movimientos específicos y ritmo. “Son destrezas que no todos tienen, pero que sí se pueden cultivar”.

Sus clases son cada sábado en el parque de la Kennedy, a partir de las 17:00, y tienen un costo de $ 5. Entre los ritmos que los acompañan esas tardes están los electrónicos, el funk, la música de los 70 u 80 y también canciones latinas.

Más estilos, más triunfos

Entre los logros deportivos de la comunidad, Luna considera que está el haber conseguido que la Federación Ecuatoriana de Patinaje muestre una mejor disposición frente a la variedad de estilos en este deporte.

“Porque la Federación estaba muy interesada en velocidad, artístico y, un poco, en hockey, pero el mundo va cambiando y existen nuevas tendencias”, dice. “Gracias a que la comunidad existe, la Federación ha dado un giro y nos ve con otros ojos, como potenciales deportistas y potenciales medallistas. Y lo mismo, bajo la mirada también del Municipio de Guayaquil”.

Las Killguanas, equipo masculino de hockey. Al momento, ya se encuentran reclutando integrantes para el team femenino.

Tras 3 años de entrenamiento, también lograron integrar su propio equipo de hockey: Las Killguanas, que tiene como base el Rocódromo, en la avenida Benjamín Rosales. El próximo año esperan competir a nivel nacional.

Guayakill Patina es parte de la Mesa de Movilidad Urbana del Municipio, junto con otras agrupaciones decididas a gozar la ciudad sobre ruedas. ¡Lo están esperando!

Contacto: 099-785-9680.