Por María Isabel Ferretti (@nactur)
Imagina despertar cada mañana con la vista del agua tranquila, mientras el paisaje europeo, vestido de invierno, se desliza a tu lado. En lugar del tráfico o del bullicio de la ciudad, tienes paz, elegancia y el encanto de un crucero fluvial que te lleva por el corazón de Europa. Eso es lo que ofrece un crucero de AmaWaterways en Navidad y Año Nuevo: un abrazo íntimo con la cultura europea, sin renunciar al confort de un hotel cinco estrellas flotante.
Muchos ríos europeos, como el Rin, el Danubio o el Elba, se convierten en pasarelas de mercados navideños llenos de tradición. Ciudades como Estrasburgo o Basilea muestran decoraciones espectaculares, chalets llenos de artesanías, luces cálidas y el aroma irresistible del vino caliente (“Glühwein”) y del pan de jengibre. En un crucero fluvial, al anclar en esos pueblos y ciudades, tienes acceso directo a esos mercados, sin tener que desplazarte de hotel en hotel. Es una forma de vivir la Navidad con la comodidad de moverte sin hacer y deshacer maletas.
A bordo del crucero, la tripulación prepara una experiencia festiva: árbol de Navidad, cenas gourmet, música en vivo, programas temáticos y momentos íntimos de celebración. Para Año Nuevo ofrecen cenas de gala, brindis con champán, entretenimiento especial y la oportunidad de celebrar en una ciudad europea emblemática.
No tienes que preocuparte por la logística de las fiestas: todo está planificado. Desde las excursiones diurnas hasta la celebración de medianoche, todo se organiza para que vivas el espíritu festivo sin estrés.
A diferencia de los grandes cruceros oceánicos, los cruceros fluviales son más íntimos: atención personalizada, camarotes cómodos y espacios comunes cuidados. Todas las tarifas son all inclusive: comidas, bebidas durante almuerzos y cenas, agua, excursiones guiadas y entretenimiento a bordo.
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En cada parada del crucero puedes bajar a explorar ciudades con tradición navideña: visitar iglesias para la misa de medianoche, conocer mercados antiguos o asistir a conciertos locales. Por ejemplo, en el Rin puedes navegar entre castillos bajo el cielo invernal y luego bajar para conocer mercados medievales, degustar dulces locales y tomar vino caliente bajo estaciones iluminadas.
En el Elba, las rutas de crucero te llevan a lugares como Praga y Dresde, donde los mercados navideños tienen historia y tradición, y las plazas se llenan de ambiente festivo.
El invierno transforma los paisajes europeos: campos, bosques y ciudades ribereñas se cubren de escarcha o nieve, creando un escenario ideal para la fotografía. En un crucero fluvial tienes ventanas panorámicas para contemplar todo sin prisas.
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Además, al estar en un barco, disfrutas de una perspectiva diferente para admirar monumentos emblemáticos: puentes, abadías, castillos e iglesias vistos desde el agua, en un entorno íntimo y tranquilo.
Muchas personas pasan la Navidad y el Año Nuevo corriendo, comprando o yendo de un evento a otro. Un crucero fluvial ofrece una pausa: un espacio para descansar, desconectarte y reconectarte con lo esencial, disfrutando del ritmo sereno del viaje.
Es una opción ideal para parejas, familias o grupos pequeños que buscan algo distinto: unas festividades que no solo celebren, sino que también inspiren, conecten y transformen. (O)








