Ningún adelanto tecnológico ha tenido un crecimiento de uso tan veloz como la telefonía móvil en los últimos 25 años. Con la consiguiente exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF) y de extremadamente baja frecuencia (ELF). Para colmo, el confinamiento asociado a la pandemia por covid-19 ha aumentado las horas de exposición a dispositivos multimedia y móviles tanto en adultos como en menores.