Vamos, reconozca que lo hace. Ya sea en compañía o cuando creemos que nadie está mirando, todos nos hurgamos la nariz en algún momento. No estamos solos en eso: otros primates también lo hacen.
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En definitiva, meterse un dedo en la nariz es una forma estupenda de introducir más gérmenes en el cuerpo, o de esparcirlos por el entorno con el dedo mocoso.


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Vamos, reconozca que lo hace. Ya sea en compañía o cuando creemos que nadie está mirando, todos nos hurgamos la nariz en algún momento. No estamos solos en eso: otros primates también lo hacen.