La celeridad por encontrar la vacuna o un tratamiento que pueda combatir definitivamente la pandemia del COVID-19 es muy importante para la humanidad, ahora mismo los científicos, médicos, tienen una carrera contrarreloj por encontrar una mínima esperanza.

Muchos estudios e investigaciones han surgido desde que se desató el COVID-19 y uno de ellos es que el “ácido tánico que se encuentra en las uvas y el vino inhibe dos enzimas claves en el coronavirus. Al entrar en contacto, este último ya no puede penetrar en las células humanas”.

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“A finales de año, investigadores estadounidenses demostraron in vitro que los polifenoles presentes en las uvas y el vino alteran la forma en que el virus SARS-CoV2, que causa el COVID-19, se replica y se propaga”, según www.vitisphere.com. “De todos los compuestos naturales que probamos en el laboratorio, el ácido tánico es el más efectivo”, dijo a TVBS Mien-Chie Hung, biólogo molecular y presidente de la Universidad Médica de Taiwán.

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En ese contexto, el médico infectólogo José Sánchez comentó que los taninos son una especie de ácidos de origen vegetal cuya función es dar ese “amargor”. “Al ser de origen vegetal este ácido tiene propiedades antinflamatorias y astringentes bastante importantes”, afirmó.

Sánchez también toma como referencia el estudio que se publicó en el American Journal of Cancer Research sobre el mismo tema. “Menciona básicamente que este elemento vegetal va a bloquear una proteasa. Esta proteasa que es un elemento, como un cofactor, correceptor al ingreso del virus, lo que hace es al bloquear este correceptor, el virus no podría ingresar en la célula, es un elemento importante”, afirmó.

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Sin embargo, dijo Sánchez, hay tres cosas que se deberían tener en cuenta. Primero, que la cantidad de tanino debe ser muy alta, “no son dosis pequeñas, son dosis bastante considerables”, explicó. Es decir, “para una cantidad en algo efectiva al menos uno o dos litros de vino. Los vinos ricos en taninos son el tinto, aunque se hallan en otras variedades pero en menos grado”, mencionó.

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Segundo, todavía no existe un aporte importante a una población grande, aún está en una fase experimental. Y tercero, todavía se debe purificar con sumo cuidado el componente activo específico que cause esa reacción. “Por tanto, el tener un principio activo a un medicamento suele durar varios años, hasta que tenga una confirmación, un elemento totalmente purificado y de esa manera pues tener la certeza de que no es por el azar o no es por un elemento de bajo impacto”, indicó.

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De acuerdo con el médico infectólogo, a futuro podría ser uno de los tantos elementos para contrarrestar el virus, “pero hay que sopesar si después de unos años la vacuna ya se estaría purificando y más bien en ese sentido la vacuna sería más eficaz que el propio tratamiento, en ese sentido yo lo veo favorable, pero hay que esperar mucho, debemos tener la seguridad y la eficacia de que ese principio activo que se va a purificar sea completamente adecuado para el tratamiento”, aseguró.

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El biólogo molecular, según el portal, recordó “los buenos resultados obtenidos con los tratamientos experimentales con ácido tánico en 2003 durante la pandemia del SARS”. Además, el investigador tiene “la esperanza de que pronto se desarrolle un tratamiento farmacéutico”.

Mien-Chie Hung, quien también es profesor y presidente del Departamento de Oncología Molecular y Celular del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas en Houston, Texas, sugirió que se consuman alimentos y bebidas ricos en taninos para reforzar su inmunidad. Y citó como ejemplo las uvas, el vino, los plátanos, el té y las verduras.

“Nuestros resultados destacan el potencial de la extracción de fuentes naturales como reservorios de remedios seguros y efectivos para frenar la pandemia de COVID-19, además de las enfermedades neoplásicas”, se lee en el artículo que fue publicado en la revista médica American Journal of Cancer Research. (I)