“Había llegado el gran día. Después de 9 meses por fin iba a ver nacer a mi hija Nora. Todo estaba preparado y programado, sabía que en pocas horas iba a convertirme en la madre más feliz del mundo. Le dije a mi esposo que lo quería, agarré su mano y recé para que todo saliese bien. No obstante, no todo salió como esperaba. Durante el parto hubo complicaciones y durante unos instantes, Nora no pudo respirar. Finalmente, pudieron reanimarla y durante días estuvo en observación. Los médicos me comunicaron que mi hija había sobrevivido, pero la falta de oxígeno en el cerebro le provocó una parálisis cerebral”.