La avena es un superalimento que ha conquistado a muchos y es que si hay un alimento que merece estar en el plato, sin duda, es este cereal.

Rica en vitaminas del grupo B, vitamina E y un montón de minerales como selenio, hierro, magnesio, cobre y fósforo, la avena tiene un alto contenido de fibra que es excelente para la digestión y salud en general.

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Avena: propiedades, beneficios y valor nutricional de 'la reina' de los cereales

Sin embargo, no todo es perfecto. Algunas personas pueden experimentar gases o flatulencias después de disfrutar de su delicioso sabor.

Pero no hay que caer en preocupaciones o eliminarla de la dieta porque hay maneras sencillas de prevenir estos malestares y seguir sacando provecho de este increíble alimento.

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Hay maneras sencillas de prevenir los gases que producen la avena. Foto: Archivo

¿Cómo evitar que la avena provoque gases?

La avena puede provocar esa incomodidad porque es rica en fibra, tanto soluble como insoluble. Aunque la fibra es fantástica para la digestión, la fibra insoluble, al ser fermentada, puede ser la responsable de esos molestos gases.

De acuerdo con el sitio web Lékué, las bacterias en el intestino son las encargadas de descomponer los alimentos no digeridos (en este caso, la fibra) durante el proceso de digestión. Durante esa fermentación, se generan pequeñas cantidades de gas como subproducto.

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Al consumir avena, el proceso se intensifica porque las bacterias del colon descomponen las fibras y producen varios gases, como dióxido de carbono, oxígeno, nitrógeno e incluso metano, detalla el portal ya citado.

También es bueno saber que la producción de gases no solo se debe a la avena. También sucede cuando se traga aire mientras se come o bebe.

Para evitar que eso suceda hay algunos tips. Primero, si desean incorporar más fibra a la dieta, lo mejor es hacerlo poco a poco para darle al intestino la oportunidad de adaptarse a la nueva cantidad de fibra que están consumiendo.

La avena se debe incorporar poco a poco a la dieta. Foto: Archivo

Además, existen técnicas que pueden facilitar la digestión de la avena. Por ejemplo, remojar la avena antes de cocinarla. De esta manera se mantienen todos los nutrientes, pero hará que el cuerpo la digiera mejor.

Otra opción es cocinarla, ya que la avena cocida tiende a ser más digestiva y, además, su sabor es aún más agradable.

(I)

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