Desde un soberbio esmoquin atigrado hasta un estilizado traje sastre inspirado en un poncho indígena. El fútbol ecuatoriano impone una peculiar identidad que atrae a aficionados del estilismo y el deporte. Barcelona SC, con Segundo Castillo, y Mushuc Runa son ejemplos de la relación entre el fútbol y la moda.
Castillo, de 43 años, viste para impresionar... y lo logra. Las cámaras apuntaron al DT ecuatoriano cuando apareció en la cancha del Monumental Banco Pichincha luciendo una pajarita y un esmoquin blanco, que resaltaba su brillante piel negra. Ese día Barcelona venció por 3-0 al poderoso Corinthians de Brasil.
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Fue sensación. Videos virales, un artículo en Vogue Italia y otro en el New York Times destacaron el estilo del estratega. La Conmebol lo llamó “la representación de la elegancia en el fútbol”.
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Marisol Romero, catedrática de diseño de moda de la Universidad San Francisco, sostiene que Castillo es el invitado que le faltó a la Met Gala, que este año justamente resaltó el dandismo negro. “Sus ternos en silueta son clásicos, pero él en tela, en color, se va a otro nivel”, dice la experta a la AFP, refiriéndose al traje rosa o el de animal print que usó para enfrentarse al River Plate de Argentina.
Abrazar las raíces desde escenarios inesperados
Los llamativos trajes de Sir Second Castle, como fue bautizado en redes, dicen mucho de cómo presenta a su equipo ante el mundo. Hay que estar “a la altura del torneo, del lugar y del club” al que se representa, expresó el DT. “(El traje) no te garantiza que vas ganar o que eres un buen o mal entrenador”, agregó.
Al construir una marca personal o de un equipo “uno va a buscar esos diferenciales”, dice a la AFP Raúl Véjar, experto en marketing del deporte de la Universidad Hemisferios. “(Castillo) le da publicidad al equipo, a la ciudad y al Ecuador”, complementa Romero.
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Véjar apunta al Mushuc Runa, que convirtió el tradicional poncho rojo de los indígenas de Chibuleo, en la Sierra ecuatoriana, en su sello e invita a la afición a vincularse a las prendas de poblaciones históricamente discriminadas: “Hoy estamos de alguna manera abrazando nuestras raíces y Mushuc Runa ha entendido muy bien esa tendencia”.
Dirigentes del plantel diseñaron para sus jugadores un terno de pantalón blanco y chaqueta roja, que en las mangas lleva el bordado con el que los indígenas rematan los filos de los ponchos. Fue una “idea de inclusión” para los mestizos y afros que juegan en el Mushuc Runa, cuenta a la AFP Karina Chango, vicepresidenta del club.
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Matrimonio poderoso entre deporte, marketing, moda e identidad
“(En las gradas) no hace falta la camiseta del equipo (...), con el poncho ya nos identifican todos”, comenta Ángel Telenchana, de 26 años y fiel seguidor del Mushuc Runa.
Son esos pasajes en los que Castillo y el Mushuc Runa se han propuesto brillar más allá de las canchas. La moda deportiva “no es una industria que va a salir en una Fashion Week, pero mueve mucho dinero, muchos trabajos”, dice Romero.
La industria de la moda y accesorios está valorada en unos $ 2.400 millones, según un reporte de 2019 del Banco Mundial. Alrededor del mundo, unos 300 millones de personas trabajan en ese sector, de acuerdo con la ONU.
El fútbol no se queda atrás. La FIFA obtuvo un beneficio bruto ligado al Mundial de Qatar de 2022 de casi $ 5.800 millones. El deporte y la moda son un “matrimonio” poderoso, sentencia Romero. (E)
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