Mi hijo de 16 años empezó a jugar Free Fire durante la pandemia. Ahora ha tomado la tarjeta de la madrastra y se ha gastado en el juego cientos de dólares. Él vive con el padre y con ella. La madrastra opina que, si le hubiésemos dado una paliza, él habría dejado ese juego. Pero pienso que esa no es la solución. Le hemos quitado el celular por un tiempo, pero inmediatamente volvió al juego, y ahora tomó mi tarjeta y gastó varios cientos de dólares más. Hace recargas de 20 en 20 y de 50 en 50. Me siento mal porque he escuchado que además los chicos se vuelven agresivos con los padres. Temo que tome la tarjeta de otra persona. No piensa en otra cosa, está muy delgado, se conecta en la madrugada. Necesito que me guíen.