Después de la semana 24, en el tercer trimestre de gestación, es el momento en que suele presentarse la hipertensión inducida por el embarazo.

Es más frecuente en las mujeres que se embarazan fuera de la etapa ideal, es decir, adolescentes y mayores de 35 años. También en organismos con muchas deficiencias dietéticas, y en gestantes con antecedentes de daño renal, que retienen agua y sodio con facilidad y pierden proteínas por la orina, explica el ginecólogo y obstetra Amalio Martínez Nieto.

Esta complicación compromete muchos órganos y sistemas. A la etapa inicial se la conoce como preeclampsia, y se caracteriza por la hipertensión, edema (hinchazón) y pérdida de proteínas por la orina. Cuando se complica de forma severa se convierte en eclampsia, a la cual se añaden las convulsiones con pérdida de conocimiento y contracciones musculares violentas.

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Prevención y tratamiento de la hipertensión gestacional

La embarazada debe acudir desde el inicio de este proceso a sus controles prenatales con el médico especialista, para obtener una buena historia clínica y exámenes pertinentes.

Una vez que se pasa de los 140/90 en presión arterial, hay que administrar medicamentos. Foto: Shutterstock

Al detectar cifras anormales de la presión arterial, hay la obligación de pensar en que se está instalando una preeclampsia, asegura el doctor Martínez, y ese embarazo pasa a ser de alto riesgo. “Hay que manejarlo con extremo cuidado, pues en la más grave de las complicaciones puede ocurrir la muerte del binomio madre-hijo, ya que en el niño puede producir hipoxia (falta de oxígeno), y en la madre el desprendimiento placentario o un accidente cerebrovascular que podría dejarla en coma permanente”.

El tratamiento aplica desde el inicio, y se maneja sobre todo con mucho reposo, vigilancia estrecha de la frecuencia cardiofetal, movimientos del niño, exámenes seriados y de control en forma permanente y ecografías obstétricas. La dieta será pobre en sal y rica en proteínas.

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Si el cuadro clínico evoluciona a una eclampsia, es muy importante ingresar a la mujer a una unidad de cuidados intensivos prenatales, donde no solo hay monitores para la madre, sino para el feto, con la finalidad de una vigilancia estrecha de la salud fetal”, dice Martínez. En esta unidad interviene no solamente el gineco-obstetra, sino intensivistas, nefrólogo, neurólogo y cualquier otro profesional que se requiera. “En ocasiones es necesaria la interrupción oportuna del embarazo a través de una cesárea”.

La doctora Hilda Orozco, jefa del servicio de ginecología del Hospital de los Valles, en Quito, explica que la prevención desde el inicio del embarazo es lo ideal. En el control prenatal se dan recomendaciones como llevar una dieta saludable, con cantidades adecuadas de sal y con actividad física. “Se vigila que no se dé un amento de peso excesivo, y también se prescribe aspirina en dosis de 100 a 150 mg diarios a partir de las 12 semanas de embarazo”.

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Cuando se detecta incremento de la presión en el embarazo, se debe valorar el estado de la paciente, y tomando en cuenta las semanas de gestación, determinar el uso de corticoides para la maduración pulmonar fetal. “De ser necesario, se inicia con antihipertensivos inocuos en el embarazo como alfametildopa, nifedipina, entre otros que se pueden administrar ambulatoriamente”, señala Orozco, “pero en casos en los que el estado de la madre se deteriora, el manejo debe ser hospitalario y con la adición de otros medicamentos de uso delicado”.

El doctor Deni Malavé-Huertas, obstetra y ginecólogo de Cleveland Clinic, observa que el tiempo más común en que aparece la hipertensión gestacional es en la semana 30 de la gestación. “Usualmente se recomiendan pruebas de tamizaje para identificar problemas asociados, como hemólisis o trombocitopenia, además de daños al hígado”.

Con presiones arteriales menores a los 140/90 se puede continuar en observación, pero una vez que que supera estos niveles, hay que administrar medicamentos, dice el médico. “Si llega la presión de 160/110 se recomienda labetalol, alfameltildopa y nifedipina. Estas pacientes, además, son monitoreadas con visitas más seguidas, hasta dos veces por semana, e incluyen monitoreo fetal”.

¿Qué señales en el embarazo ameritan atención de emergencias?

Las señales de alerta de presión elevada, por lo general, se presentan pasadas las 20 semanas de embarazo: dolores de cabeza, visión borrosa, zumbidos en oídos, hinchazón de piernas e incluso hinchazón generalizada, “ante cualquiera de estos síntomas hay que buscar atención de emergencia”, menciona la doctora Orozco.

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Las mujeres que están buscando un embarazo deben empezar con el intento de llegar a un peso ideal, y usar suplementos de ácido fólico. Foto: Shutterstock

El doctor Malavé-Huertas habla también de signos de urgencia para evaluación inmediata: sangrado vaginal, descarga vaginal de fluido o contracciones que ocurren entre 3 y 5 minutos por más de una hora. “Además, debe buscar ayuda inmediata si no siente movimiento del bebé, así como dolor de cabeza, náusea, vómitos, fiebre, escalofríos, dificultad respiratoria y problemas de visión”.

Los síntomas de la hipertensión pueden ser distintos en cada embarazo, dice el doctor Wagner Moreno, jefe de ginecología del Omni Hospital. Y algunas mujeres no presentan ninguno. Además de los ya citados, puede haber aumento de peso repentino, dolor en la esquina superior derecha del abdomen o dolor de estómago.

¿Quiénes son más propensas a esta enfermedad? El doctor Moreno indica que tienen riesgo alto las personas con enfermedades autoinmunes como lupus y síndrome antifosfolipídico (SAF), hipertensión crónica, diabetes tipo 1 o 2, historia previa de preeclampsia, embarazo múltiple y enfermedad renal.

El riesgo moderado es para las mujeres de 35 años en adelante, personas negras, con historia familiar de preeclampsia (madre o hermana), antecedentes de recién nacido con bajo peso al nacer, con más de 10 años entre embarazos, nuliparidad y obesidad.

¿En qué casos puede avanzar a preeclampsia? “Hasta el 50 % de las mujeres diagnosticadas con hipertensión gestacional desarrollarán preeclampsia”, informa Moreno. “La hipertensión gestacional con rango severo de presión arterial debe manejarse de la misma manera que la preeclampsia con características severas, debido al riesgo similar”.

Habiendo identificado estos síntomas, y mientras espera recibir atención de emergencias, Orozco recomienda reposar recostada del lado izquierdo, de preferencia con poca luz y ruido, y tomar líquidos para mantener una adecuada hidratación.

Qué hacer antes del embarazo

Las mujeres que están buscando un embarazo deben empezar con el intento de llegar a un peso ideal, y usar suplementos de ácido fólico. Hay que llevar control de condiciones previas como diabetes e hipertensión arterial, enumera Malavé-Huertas.

Es muy importante determinar el estado de salud antes de un embarazo, corrobora Orozco. “En un control previo a la concepción se pueden detectar problemas de la mujer, como hipertensión crónica, diabetes y procesos infecciosos. Se indica cuidados en la dieta, se fomenta el realizar ejercicio y se recomienda la toma de ácido fólico unos meses antes de la concepción”.

El doctor Moreno habla de la administración de suplementos de calcio durante el embarazo en áreas donde el consumo de calcio es bajo, y ácido acetilsalicílico en dosis bajas (aspirina, 75 mg) para prevenir la preeclampsia en las mujeres que tienen un riesgo alto de desarrollar la enfermedad.

AI inicio del embarazo es importante mantener una nutrición saludable, aconseja Malavé-Huertas. Evite alimentos con mercurio, incorpore vitaminas prenatales y mantenga en control todas sus condiciones de salud.

Es difícil hacer una recomendación en favor o en contra de los productos naturales, opina el médico, porque estos no son regulados por las agencias de control. Es imposible probar el contenido real de suplementos comunes. “Lo ideal es evitar la mayoría de los productos que no sean estrictamente necesarios”.

Los productos naturales no son malos, considera la ginecóloga Hilda Orozco, “pero su eficacia no ha sido probada y le puede brindar una falsa seguridad y hacerle perder tiempo valioso, y complicar aún más el tratamiento de los problemas del embarazo”.

En general, se piensa que la hipertensión desaparece sola, al final del embarazo. Esto es así en la mayoría de las ocasiones, pues sería el tejido coriónico (en la placenta) el principal causante del cuadro severo. “Sin embargo”, añade el doctor Martínez, “en algunos casos el proceso hipertensivo se mantiene y se hace crónico en el organismo de la paciente, es decir, se vuelve hipertensa, con tratamiento permanente”. (I)