Cuando el futuro de la industria automotriz parecía claro, y Tesla se consolidaba como la promesa futurista del mercado, una nueva startup neoyorquina entró en juego ofreciendo una alternativa que podría cambiarlo todo.
La compañía Aircela desarolló una máquina compacta, pequeña y silenciosa, capaz de convertir el aire en combustible sin tener que usar petróleo en el proceso.
¿Cómo funciona la máquina que convierte el aire en combustible?
El proceso consiste en capturar el dióxido de carbono (CO₂) directamente desde el aire ambiental, para luego combinarlo con hidrógeno extraído del agua, a través de la alimentación con electricidad renovable.
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Lo más llamativo es que la gasolina líquida y sintética que se obtiene es neutra en carbono, idéntica en su estructura química a la gasolina convencional, pero mucho más limpia. Su carencia de azufre y etanol la hace destacarse en el contexto de la transición mundial hacia las energías limpias.
La máquina deja atrás procedimientos que implican extracción, perforación, pozos… Y lo más importante, no supone un reemplazo del inmenso parque automotor de vehículos de combustión, como es el caso de Tesla, que se impulsa como alternativa, pero implica la renovación total de la flota y la infraestructura.
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