Cinco años de relación, una boda a la vista, y la opinión de su familia, fueron los motivos suficientes para que Abigail no terminara su noviazgo. Aunque en su mente ya declaraba un silencioso final para lo que empezó como una historia de amor, prefería aferrarse a la idea de que solo era un mal tiempo que ya pasaría. “Uno empieza una relación con muchos deseos, con muchos sueños, con metas juntos, y formar una familia porque esa es la meta alcanzable para iniciar una nueva etapa en familia”, manifiesta la joven de 26 años a este Diario; pero a partir de los tres años de su relación todo eso se fue espumando lentamente.