Tal y como lo dice en su apellido, la periodista ecuatoriana Ruth Del Salto dio un “salto” hace tres años mudándose de su querida Latinoamérica a Qatar, un estado soberano árabe ubicado en el oeste de Asia y que tiene una única frontera terrestre con Arabia Saudita.
En su breve paso por el país que la vio nacer en la ciudad de Guayaquil, la comunicadora hizo un espacio en su agenda para dialogar con La Revista sobre sus proyectos, su vida en Medio Oriente y lo que le espera en el futuro. Para refrescarnos la memoria, Ruth nos cuenta con una poderosa voz dónde y desde cuándo reside en el lejano país.
“Yo llevo en Qatar tres años. Vivo en Doha. Estoy trabajando para la misma cadena internacional con la que llevo 15 años, que se llama el canal internacional NTN24, donde trabajaba en Colombia y ahora hago los programas desde el estudio que monté literalmente en mi casa”, inicia diciendo. Ella armó una estación de producción en una habitación de su hogar. Es ahí donde hace de todo. Es maquillista, anchor, productora, camarógrafa, redactora. Y dentro de esas cuatro paredes sigue siendo madre, esposa y amiga.
A sus 47 años, en el ámbito laboral, se encarga de dirigir Ángulo NTN24 y Club de Prensa Ecuador (donde cada semana aterriza temas de coyuntura del país); además de manejar el área de programas unitarios de la cadena internacional. Y en lo personal, sigue descubriendo y adaptándose a su relativamente nueva vida en Doha.
¿Por qué te mudaste de Ecuador?
A ver, haciendo un recuento. Yo me fui de Ecuador hace 15 años por trabajo. Me mudé a Colombia, donde estuve 12. Colombia y Ecuador son países hermanos y muy parecidos en muchas cosas, como la forma de trabajar. Cuando yo llegué a la cadena internacional estábamos ecuatorianos, colombianos, venezolanos, argentinos, básicamente para hispanohablantes.
Entonces en Colombia, pues, la experiencia fue algo similar, porque íbamos a una sala de redacción como lo hacía yo en Ecuador. Ya cuando me fui a Qatar, el reto era montar un estudio de televisión que lo pude hacer con la ayuda de la gente del canal también y ahora todos los días salimos en vivo.
¿Cómo has vivido estos 3 años en tu nuevo hogar?
La vida en Qatar es distinta. Yo me vine a Asia, un continente diferente, con religión y cultura completamente distinta a la nuestra, a la latina. Este es un país musulmán, tiene sus normas, tiene un sistema que se rige por un emirato, un emir de Qatar, que es quien gobierna, digámoslo así. Es un sistema que funciona bastante bien. Tiene 80 % de expats (abreviatura de “expatriados”, se refiere a personas que residen en un país extranjero por un periodo prolongado, ya sea para trabajar, jubilarse o vivir). La comunidad internacional es muy grande. Hay gente preparada que los qataríes invitan a vivir a su país.
Los qataríes conforman el 20 % de la población, es gente muy arraigada a sus costumbres. Hay mezquitas en cada esquina. Siguen su religión, por ejemplo, hay cuatro mujeres por cada hombre, la forma de vestir de ellas de negro con hiyab algunas y los hombres de blanco.
¿Existe alguna restricción o norma para extranjeros?
No, pero depende. Cuando empiezas a conocer más a fondo el país, ya sabes que hay playas públicas donde está gente musulmana y si vas tienes que seguir ciertas normas de vestimenta. No vas a ir con bikini ni hilo dental (risas). Pero si voy a una donde estamos los extranjeros, es como estar en Ballenita, sin ningún problema.
¿Cuáles son las principales diferencias?
El cambio de horario con mi trabajo en América es una de las situaciones diferentes que ahora manejo. En Qatar el primer día de la semana es domingo, el último día es el jueves, el viernes es el día sagrado para ellos y el sábado es libre. En casa la comida es igual porque hacemos lo mismo que comeríamos en América, solo que vamos al supermercado y compramos productos cercanos de la región. Claro que hay, por ejemplo, fruta deliciosa que viene exportada desde Ecuador, Colombia o México, pero el precio es cuatro veces más... Alguna vez he comido y disfrutado la comida árabe, pero no es mi predilecta. En Doha tienes mucha variedad igual.
¿Hablas árabe?
Ellos hablan árabe, pero la lengua universal es el inglés. He aprendido algunas palabras, claro. “As-salamu alaykum” que significa “la paz sea contigo”. “Shukran”, que es “gracias” y lo usas cuando vas al supermercado o cuando tratas a alguien. También “marhaba” que quiere decir “bienvenido” y lo usas cuando te da gusto conocer algo. Conozco pocas palabras, el árabe es difícil.
¿Cómo ha sido la experiencia para tus hijos?
Es una experiencia diferente para ellos que son más chiquitos también. Y eso es una belleza. Mira que me preguntas, por qué exactamente, uno cuando va de grande ya va con todo un bagaje aprendido y establecido y demás. Ellos llegan, el mayor de 8 años y la menor de 5. Ellos llegan a un lugar que es distinto, se encuentran con gente árabe. Mis hijos estudian en el sistema educativo francés desde chiquitos por una cuestión familiar y por eso si nos tocaba movernos de país, debía ser un lugar donde encontremos el mismo pénsum.
¿Hablan ellos árabe?
Ellos hablan medianamente el francés, entonces la adaptación fue interesante. A ellos les dan clases de árabe en la semana escolar. Mi hijo sí sabe hablarlo, expresarlo, hacer una exposición. El hecho de integrarse con niños que tienen una religión distinta, pues no pasa nada.
¿Les interesa seguir tus pasos en el periodismo?
No, mi hijo me dice que quiere ser comediante, que quiere pararse ahí frente a las cámaras o en un teatro para ser comediante. Y le digo, “Hazlo, hijo”, porque yo tenía el mismo sueño a su edad. Me hubiese encantado estudiar teatro.
¿Existe una comunidad ecuatoriana en Qatar?
Hay una comunidad internacional amplia, pues te conoces con alguien de Túnez, de Líbano o con un británico o un colombiano. Pero la comunidad ecuatoriana aquí en Qatar es reducida, somos muy poquitos, pero nos conocemos. Por ejemplo, tenemos un chat de ecuatorianos. Creo que alrededor de 100 ecuatorianos están registrados en Qatar y llevan ya algún algún tiempo aquí, relacionados con actividades del petróleo. Pilotos de Qatar Airways también hay.
Describe un día en tu vida.
Me levanto a las 06:00, voy a dejar a mis hijos al colegio, algo que no hacía en Colombia, porque en cambio yo allá madrugaba, pero para ir al trabajo. Pero bueno, regreso, tomo un café tranquila, me pongo a redactar una hora más o menos. Como estoy en casa sola, aprovecho un poco, si quiero hacer ejercicios o si tengo que hacer alguna actividad hasta que los recoja a los chicos del colegio, almorzamos juntos y ya a partir de las 14:30, chao (risas). Me encierro en el estudio, porque empezamos reuniones de preparación de los programas. De ahí salgo de mi trabajo a las 20:00 para acostar y pasar con los chiquis.
Eres periodista en el extranjero, ¿cómo ves al país estando lejos, pero enterada por tu trabajo?
Siempre estoy conectada, estoy recontra empapada de lo que sucede en el Ecuador, porque creo que cuando uno se va de de su tierra, pues nunca rompe raíces y más si eres periodista. Ha habido un cambio grande desde cuando dejé Ecuador hace 15 años, ha habido cosas que se han mejorado abruptamente, sistemas que han aportado asociados con la tecnología, a nivel empresarial veo muchas cosas buenas, pero también veo otras cosas que en cambio están cada vez más difíciles de controlar. La inseguridad, que es lo urgente. A todos nos gusta vivir un entorno seguro, eso es un hecho. Es un derecho además.
¿Escribirías un libro?
A mí me encanta escribir de vivencias o cartas. Soy escritora empírica, porque yo tuve una carrera, pero no es que hice un curso específico de literatura. Siempre he querido escribir un libro, pero lo he dejado. Pienso que a veces también por la inmediatez en la que vivimos ahora, pues a veces no hace falta decir mucho y eso es lo que a veces hago. Utilizo las redes sociales para hacer eso, debería hacerlo más. La mano comunica mejor a veces que la boca.
Teresa Arboleda te visitó en Qatar en 2024.
Teresa ahora ha tomado un rumbo de aventuras maravilloso y de ir a recorrer. Una vez le dije, “tienes que venir al otro lado a conocer este mundo que es diferente. Y me respondió: “Prometido, el próximo año estoy ahí”. Y así fue. Agarró y llamó a decirme, “en este momento ya estoy procediendo a comprar el pasaje” (risas). Fue una experiencia maravillosa tenerla conmigo, hacerla conocer un poco el mundo musulmán que es muy interesante.
¿En los próximos cinco años te ves aún en Doha?
Es muy interesante estar en Doha. Me gusta mucho mi vida ahí, pero creo que estamos de pasada, no creo que sea el lugar donde vamos a estar mucho. Posiblemente dentro de un año toque retornar a donde estábamos con nuestras labores mi esposo y yo. Si tendríamos que movernos, sería para regresar a Colombia. Mientras estemos con salud, unión y en el mismo paquete, es una belleza. (E)