Los paisajes naturales de Ayampe –sembrados de suaves colinas, bosques saludables y pajarillos gritones– guardan un cierto parecido con aquellos escenarios que Jenica Brigham guarda abrigaditos entre los felices recuerdos de su infancia en Hawái, territorio insular que la vio crecer desde los 3 hasta los 20 años de edad. Por ello, cuando hace una década descubrió esa comuna del sur manabita, comenzó a instalarla en los resquicios profundos de su sensibilidad más emotiva.