De pequeña, creía que al cumplir 20 años algo mágico sucedería a la medianoche: un chip dentro de mí cambiaría y, de repente, sería una adulta. Les arruino la sorpresa: no pasó.

Los primeros años de mis 20 fueron más una extensión de mi adolescencia que una gran revelación. Universidad, fiestas con amigos, pocas preocupaciones reales… era básicamente lo mismo, pero con un número nuevo en el calendario. Sin embargo, a mis 25, las cosas empiezan a sentirse distintas. Las fiestas ya no me emocionan tanto y las grandes preguntas sobre la vida están en el centro de mis pensamientos. ¿Quién soy? ¿Qué quiero hacer?

Me llamo Rashel Goyes y junto con Camila Paz, mi mejor amiga, decidimos explorar estas preguntas y crear esta columna para hablar de la vida en nuestros 20. Y en este primer texto abordamos una duda existencial que parece resonar con todos: ¿los 30 son los nuevos 20?

Para responder, fui directamente a quienes ya han cruzado ese puente: amigos, colegas y conocidos que ya se encuentran en el “tercer piso”.

“Me sigo sintiendo igual de joven, pero con más presión de lograr metas profesionales”, comenta Rafael B., de 30 años. Para él, los 30 son como los 20 versión mejorada, con más claridad sobre lo que quiere, pero también con un sentido de responsabilidad mayor.

Elsa D., de 33 años, piensa en sus 30 como una etapa serena. “Dejas de preocuparte por muchas cosas superficiales. En los 20 quería salir mucho y pensaba que esa era mi identidad. Ahora sé que no soy aburrida si prefiero quedarme en casa; simplemente soy yo”.

Y Camila T., también de 33, lo describe como una etapa con más libertad y madurez. “A los 30 ya no estás explorando tantas cosas por primera vez, como en la universidad. Ahora las primeras veces están relacionadas con la responsabilidad, como tu primer departamento o un proyecto personal importante”.

La realidad es que los 30 también vienen llenos de mucha presión social. Camila menciona que aunque ella disfruta plenamente su vida profesional, no puede evitar notar las expectativas de quienes la rodean. “A esta edad, las preguntas sobre matrimonio o hijos se vuelven inevitables. Pero yo he aprendido a priorizarme”, indica.

¿Es cierto que los 30 son los 20, pero con dinero?

La frase “los 30 son los nuevos 20, pero con dinero” tiene su encanto. Cristina G., de 34 años, admite que hay algo de verdad en ello: “A esta edad puedes darte gustos que antes no podías. Si a mis 20 hubiera tenido los ingresos que tengo ahora, los habría disfrutado diferente”.

Sin embargo, todos coinciden en que no es solo una cuestión de dinero, sino de perspectiva. Rafael opina que, aunque la independencia económica es mayor, la forma en la que usas tu dinero cambia drásticamente. “A los 20 peleaba por salir de fiesta; a los 30, peleo por regresar temprano a mi casa”, bromea.

Consejos para tu “yo” de 20 años

Si hay algo en lo que todos estuvieron de acuerdo es en que los 30 no son simplemente una extensión de los 20. Son una etapa completamente distinta, con sus propios retos y recompensas.

Entonces, ¿qué le dirían a su yo de 20 años?

- Rafael: “Planifica mejor tu vida. Aprende a presupuestar, estudia más y ahorra. A los 30 lo agradecerás”.

- Cristina: “Disfruta al máximo y viaja tanto como puedas. En los 20 todavía cuentas con cierta ayuda familiar, aprovéchala”.

- Elsa: “Deja de luchar contra ti misma. Vive el día a día, arriesga más y confía en que todo pasa por algo”.

¿Y tú, cómo ves los 30?

Para quienes aún estamos en los 20, es fácil idealizar lo que viene. Pensamos que seremos la mejor versión de nosotros mismos, pero quizás lo más importante no es la edad, sino cómo decidimos vivirla. Porque, al final, los 30 no son los nuevos 20. Son simplemente una nueva oportunidad para conocernos mejor, construir nuestra vida con más intención y, quizá, disfrutarla aún más. (O)