Pueden parecer similares, pero dermatitis y dermatosis no significan lo mismo. Mientras que la primera se refiere a una inflamación de la piel, la segunda es un término general utilizado para describir cualquier anomalía o lesión en la dermis, según una publicación del sitio web especializado en salud MedlinePlus.

La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano, por esto se encuentra expuesto a diversas afecciones, más aún debido a que su función principal es la de protegernos de virus y bacterias, además de regular la temperatura corporal.

¿Qué causa la dermatosis?

Una dermatosis puede surgir por diversas causas, se indica en una publicación del portal web Mi Doctor. Hay quienes pueden presentar una predisposición genética a desarrollar una enfermedad cutánea, que puede activarse por el estrés u otros agentes. Se pueden mencionar distintos tipo de dermatosis:

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Alérgicas: por reacción a metales como el níquel presente en artículos de joyería, cobalto, fragancias o antibióticos de uso tópico.

Inflamatorias: causadas por el acné.

Infecciosas: producida por hongos o micosis.

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Enfermedad: el lupus, por ejemplo, presenta erupciones rojas en la piel, especialmente en la cara y en forma de mariposa.

Intoxicación: por reacción a la ingesta, inhalación o inyección de productos químicos, alimentos o medicamentos.

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Para tratar cada una, un médico especialista en dermatología evaluará al paciente y recomendará la solución más adecuada para la problemática.

¿A qué se debe la dermatitis?

La dermatitis es un término que describe una irritación. Se trata de una afección común que se puede generar por diversos motivos y presentarse de diferentes formas, se detalla en una publicación de la Mayo Clinic.

Esta afectación a la piel usualmente implica piel seca y con comezón, o un sarpullido en la piel hinchada y enrojecida. También es probable que la piel se ampolle, supure, forme costras o se descame. La dermatitis atópica (eccema), la caspa y la dermatitis por contacto son ejemplos de esta afección.

Pese a que esta patología no es contagiosa, puede provocar que la persona que la padece se sienta incómoda. Para controlar los síntomas, los especialistas recomiendan hidratarse regularmente, el uso de ungüentos, cremas y champús medicados.

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Los síntomas de esta enfermedad no pueden generalizarse, ya que dependerá del tipo de dermatitis que se padece. Según los signos y síntomas encontramos los siguientes:

  • Dermatitis atópica (eccema). Se trata de un sarpullido rojo y con comezón, que suele comenzar en la infancia. Se presenta en los pliegues de la piel: en la parte interna de los codos, detrás de las rodillas y en la parte delantera del cuello. El sarpullido puede liberar líquido cuando se frota o rasca la piel y se puede formar una costra. Quienes padecen este mal pueden presentar mejorías y luego brotes estacionales.
  • Dermatitis de contacto. Un sarpullido rojo y con picazón que se manifiesta donde la piel haya entrado en contacto con sustancias que la irritan o causan una reacción alérgica. Pueden generar ampollas.
  • Dermatitis seborreica. Provoca manchas escamosas, enrojecimiento de la piel y caspa persistente. Generalmente, afecta las zonas oleosas del cuerpo, como la cara, la parte superior del pecho y la espalda. Se trata de una afección prolongada con períodos de mejoría y luego brotes estacionales. En los bebés, esta afección se denomina costra láctea.
  • Eccema folicular. En este caso, la piel afectada se vuelve más gruesa y presenta protuberancias en los folículos pilosos. Esta afección es común en los afroamericanos y en las personas con piel de color marrón oscuro.

Para cada tipo de dermatitis existe una tratamiento que deberá ser recomendado por un médico especialista, quien previamente habrá realizado un análisis de la afección. Hay señales que pueden alertarnos de que debemos acudir al médico, según la Mayo Clinic:

  • La molestia es persisten e incluso causa problemas al dormir o se vuelve una distracción en la rutina diaria.
  • La piel se vuelve dolorosa.
  • Hay sospechas de tener la piel infectada.
  • Cuando se ha intentado tomar medidas de autocuidado pero los signos y síntomas persisten. (I)