La ciudad de Guayaquil siempre ha mantenido una estrecha relación con el agua. Tal vínculo no siempre ha sido positivo, ya que en tiempos de la Colonia era común que en los meses de invierno se inundara la zona agreste asentada al sur del Cerrito Verde (hoy cerro Santa Ana), en cuyas faldas se había desarrollado la ciudad de manera estricta desde su asentamiento definitivo en 1547.