Hay una interacción interesante entre los dientes de leche y los definitivos. Mientras los permanentes están brotando, hacen que las raíces de los dientes de leche se absorban, para que cuando estos se aflojen, solo los sujete una pequeña cantidad de tejido y sea más fácil quitarlos.
También hay una tendencia a creer que los dientes de leche, al ser temporales, no importan demasiado. No es así. Los dientes de leche marcan la posición para la dentadura final. Si se caen demasiado temprano, los restantes pueden moverse y no dejar lugar para que crezcan los definitivos.
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La mayoría de niños pierde sus dientes de leche en este orden, que se extiende hasta la adolescencia:
- Los dientes de leche comienzan a caerse aproximadamente a los 6 años de edad, cuando los incisivos, los dientes centrales delanteros, se aflojan.
- Los molares posteriores generalmente se caen entre los 10 y 12 años y se reemplazan con dientes permanentes aproximadamente a los 13 años.
Entre los 6 y 7 años de edad se inicia el proceso de recambio dentario, en el cual los dientes temporarios o de leche sufren la reabsorción fisiológica de la raíz, aflojándose de forma natural para dar espacio a la erupción de dientes definitivos.
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Al ser un proceso normal en todos los niños, se debe conservar la calma y tener mucha paciencia. La odontóloga Katherine Peñafiel Terreros recomienda lo siguiente: “Si el diente de leche presenta mucha movilidad, sin ocasionar dolor o molestia, se lo debe tomar con naturalidad, ya que es muy probable que salga solo o con ayuda de movimientos suaves. En estas condiciones, se puede tranquilamente resolver en casa”.
Si su niño está en el proceso de mudanza, tenderá a mover los dientes flojos con la lengua o con los dedos para que se caigan, tal vez ansioso por esconderlos para que los encuentre el ratón de los dientes. Si su hijo le pide que le saque el diente flojo, agárrelo firmemente con un pedazo de papel higiénico o una gasa y quítelo con un movimiento rápido de torsión.
Pero evitar extraer los dientes de leche mientras estos no se muevan. Puede ocasionar dolor y traumas innecesarios.
En algunos casos, el diente definitivo empieza a erupcionar sin que el temporal se haya aflojado. No es motivo para arrancar el diente de leche a la fuerza. “Si observa esto, es aconsejable que un odontopediatra evalúe el diente y determine un tratamiento correctivo en caso de ser necesario”, dice la doctora Peñafiel.
Cuando los dientes de leche se caen prematuramente
Si su hijo empieza a perder los dientes de leche antes de tiempo por deterioro o accidente, los dientes permanentes pueden salir prematuramente y crecer torcidos, debido a la falta de espacio. De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría (AAP), el 30 % de estos casos tiene su origen en la pérdida prematura de los dientes de leche.
Los controles periódicos durante la visita al odontopediatra permitirán analizar la relación entre el crecimiento y desarrollo dental del niño.
¿Hasta cuándo ayudar al niño a cepillarse los dientes?
Es posible que su hijo necesite un poco de ayuda para cepillarse los dientes hasta que tenga entre 7 y 10 años. Nuevamente, tenga paciencia. Aun cuando las intenciones del niño sean buenas, es posible que no tenga la destreza para limpiarse bien los dientes.
Idealmente, los dientes deben cepillarse en el transcurso de cinco a diez minutos después de comer. Asimismo, para una salud dental a largo plazo, es necesario que su hijo cuide de las encías; se le debe enseñar a usar hilo dental con regularidad, de preferencia una vez al día, para ayudar a evitar alguna enfermedad de las encías (o periodontal) cuando sea adulto.
Una pasta de dientes para el control del sarro puede ayudar a evitar que la placa se adhiera a los dientes de su hijo. Además, el fluoruro en la pasta de dientes puede fortalecer el esmalte exterior expuesto de los dientes de los niños y ayudar a evitar las caries. En cuanto a los tratamientos de flúor, deben ser iniciados y dirigidos por el médico pediatra.
Limpiezas y recubrimientos en los dientes infantiles
Los chequeos dentales, dos veces al año, deben incluir la limpieza, y si el dentista u odontólogo pediatra creen necesario, rayos X. Las citas preventivas regulares disminuirán significativamente los riesgos de que su hijo tenga que experimentar alguna vez un tratamiento dental mayor.
Además, comuníquese con su dentista cada vez que su hijo se queje de dolor de dientes. Podría ser la señal de caries. Hasta que el dentista pueda ver a su hijo, trate el dolor con acetaminofén oral, es el consejo de la AAP.
Es posible que su dentista también sugiera colocar sellantes en los molares de su hijo. Estos recubrimientos plásticos delgados evitan que la placa se acumule y quede atrapada en las cavidades y fisuras de los dientes. Son apropiados para todos los dientes traseros y suelen ser económicos. Es posible que sea necesario volver a aplicar sellantes durante la adolescencia. Con una combinación de sellantes y un tratamiento de flúor, la incidencia de las caries se puede reducir en un 90 %, dice la AAP.
La dieta también puede jugar un papel en los dientes saludables. Minimice el contacto con los dulces azucarados y pegajosos y otros carbohidratos. Disminuya las meriendas con dulces entre las comidas, ya que estos alimentos tienen más probabilidad de permanecer mucho tiempo en la boca cuando no se ha cepillado. (I)