Los productos frescos son la mejor opción para preparar nuestras comidas, pero algunos de estos tienen la desventaja de que no se mantendrán en optimas condiciones durante mucho tiempo. Por ello es bueno conocer algunos métodos para su excelente conservación o reconocerlos cuando ya no son aptos para el consumo. De esta manera evitaremos intoxicaciones.

El pimiento es uno de los productos que generalmente se encuentran en nuestras comidas. Para su consumo deben tener la piel firme y libre de marcas. Pero cuando ya presentan manchas cafés o están arrugados, es hora de prescindir de ellos.

En el caso de las cebollas es recomendable que sean almacenadas lejos de las papas, debido a que cuando se guardan juntas se dañan más rápido. Esto ocurre porque ambos alimentos sueltan gases que provocan que se pudran entre sí. Cuando las cebollas se encuentran llenas de moho baboso no es recomendable ingerirlas. Por el lado de las papas, si huelen raro, tiene mala imagen o se ha ablandado, no las consuma.

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El ajo debe estar firme al tacto, con sus hojas intactas. Además, los dientes deben tener un poco de humedad por dentro. No lo consuma si observa manchas oscuras en agujeros o parecen arrugados y secos.

La principal característica de que el brócoli aun está en buenas condiciones es tener su tallo firme. Al contrario, cuando empieza a deteriorarse, comienzan a aparecer manchas negras en su base. Además, las coronas pierden su matiz vibrante y se tornan amarillas.

Por el lado de las uvas, cuando estas ya no son aptas para el consumo humano presentan un olor parecido al vinagre, detalla Reader's Digest.

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Los pepinos son altamente perecederos debido a su gran contenido de agua. Por esto es recomendable comprar solo los necesarios y consumirlos lo más pronto posible, debido a que si no se lo hace pronto se volverán blandos y babosos. (I)