Lo primero que vi del artista Dionisio Cañas fue su fotografía, en la que aparecía con el cabello alborotado. Luego vi su exposición virtual El fin de las razas felices, compuesta por poemas, videopoemas y acciones. En su biografía se remarcaba que era poeta. Me embarqué en busca de su trayectoria literaria. Pero antes hurgué en sus orígenes personales: nació en Tomelloso, La Mancha, España, en 1949. Se mudó a Francia con su familia, donde vivió parte de su infancia y juventud. Allá fue testigo de mayo del 68, que luego le pareció un fiasco. Se fue a Nueva York, Estados Unidos, donde se doctoró en literatura. En el país de habla inglesa se reencontró con su idioma español -que había perdido en Francia–, gracias a poetas como César Vallejo, que leyó con fruición. Y empieza a escribir poesía, a la par que trabaja, visita bares. Vive.