Graham Greene decía: “La gente habla de la mayoría de edad. Eso no existe. Cuando un hombre tiene un hijo, está condenado a ser padre durante toda la vida. Son los hijos los que se apartan de uno, pero los padres no podemos apartarnos de ellos”. Ciertamente, aunque los hijos crezcan, se hagan adultos y se vayan de casa, permanecerá el lazo de familia, los padres estarán pendientes de ellos y en la memoria de cada hijo habitará lo que vivió, lo que aprendió en el hogar. “Creo que en lo que nos convertimos depende de lo que nuestros padres nos enseñan en momentos extraños, cuando no están tratando de enseñarnos”, afirmaba Umberto Eco. Coincido.