La Batalla del Pichincha vista por cinco mileniales

DAVID HOYOS HERNÁNDEZCARICATURAS PARA NARRAR LA HISTORIAEl camino hacia la libertad es complejo y merece ser conocido en profundidad, indica David Hoyos, ingeniero de sistemas y docente universitario de 38 años. Por ello, resulta clave tomar en cuenta todos los eventos antes del 24 de mayo; por ejemplo, lo sucedido el 21 de abril de 1822, “fecha en la que se libró una batalla importantísima para que avance el ejército de Sucre a Quito, se trata de la batalla de Riobamba”.Cuando aprendió los detalles de esos hechos, también se sorprendió de “cómo los intereses de grandes grupos de poder pueden ocultar por tanto tiempo la verdad sobre nuestra historia, ya que los hechos importantes que producen la gran batalla en el Pichincha no estuvieron claros para mi generación y estuvieron llenos de mitos”, agrega este profesional, hijo del historiador Melvin Hoyos.Pero también hay que ver lo sucedido después de la victoria del Pichincha, con logros que a menudo no son percibidos por las generaciones adultas y jóvenes. “Creo que lo logrado el 24 de Mayo de 1822 permitió a la gente realizar su propio camino hacia el futuro, lleno de tradiciones y costumbres nativas de lo que ahora conocemos como Ecuador, que nos dieron una identidad propia”.Estos datos merecen transmitirse de manera amena, mostrando a héroes y villanos, lo cual intenta hacer con sus dos pequeños hijos varones, de 3 y 7 años de edad. “Me gusta mucho el dibujo y caricaturizaría todo para que no solamente se entienda lo relacionado con el 24 de mayo, sino para que también sea posible disfrutar de esta historia llena de logros casi imposibles de realizar”, señala.Productos como animaciones digitales y videojuegos sobre este hecho histórico son elementos que podrían ayudar mucho a las nuevas generaciones a crear interés para comprender mejor esta fecha tan importante.LESLIE BUENO VÉLEZCOMO PARTE DE UN LARGO PROCESOA sus 26 años de edad, esta guía del Museo Municipal solía escuchar a sus abuelos de cómo Abdón Calderón, descrito como un niño que luchó en la batalla del Pichincha, sostenía la bandera con la boca debido a sus múltiples heridas. “Fui investigando un poco más en mi adolescencia y una de las cosas que más me intrigó saber fue que Abdón Calderón no había sido un niño, sino un hombre joven, y que no había muerto en batalla, sino días después”, señala esta ingeniera en Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras.Leslie Bueno Vélez pone en valor hechos históricos, como aquella batalla, que sin duda influyeron en el rumbo de la formación de la república. “Eventos que acontecían en Europa, así como los estallidos sociales en América impulsaron a que se den estos procesos emancipatorios en las colonias latinoamericanas, por lo que tarde o temprano sucederían”. Leslie Bueno Vélez, de 26 años de edad, es guía del Museo Municipal. Foto: Cortesía. Asimismo, en el hipotético caso de que nunca se hubiese dado la independencia, ella considera que probablemente tampoco se habrían alcanzado otros logros ni reconocido derechos de distintos grupos sociales, como por ejemplo el reconocimiento de la plurinacionalidad e interculturalidad del territorio (luego de una histórica lucha en el actual Ecuador), aunque aún hay mucho que trabajar como sociedad en ese aspecto.Leslie cree que hay que hacer a la historia interesante, atractiva, pero sin alterar datos. Destacaría el hecho de que las independencias de las colonias españolas en América fueron parte de un largo proceso emancipatorio y que hay que analizarlas como tal. “Incluiría que para llegar hasta el 24 de Mayo de 1822 hubo una campaña libertadora en la que intervino el ejército guayaquileño, así como soldados procedentes de Perú y Venezuela, entre otros extranjeros, a más de los patriotas de la Sierra”.GABRIEL CASTRO MEJÍA ‘GUAYAQUIL HIZO POSIBLE EL 24 DE MAYO’ La historia del Ecuador y de Guayaquil está tan cargada de mitos y omisiones que casi nadie la recuerda o entiende, opina Gabriel Castro Mejía, de 40 años de edad, director del Museo de la Música Popular Julio Jaramillo. “Esto no se debe a la falta de conocimiento de quienes la llevaron a los textos educativos, realmente es el fruto de un intento deliberado por minimizar el rol de Guayaquil en la historia americana”. Gabriel Castro Mejía, de 40 años, es director del Museo de la Música Popular Julio Jaramillo. Foto: Cortesía. Su familia está vinculada a la academia (su padre es el historiador Parsival Castro), por ello se ha interesado en este tema. A finales de los años noventa asistió a un ciclo de conferencias organizadas en la Biblioteca Municipal. “En esos encuentros asistíamos estudiantes de la Espol y mi padre participaba en los debates junto con historiadores de la talla de Efrén Avilés, Jenny Estrada, Alberto Cordero, entre otros... Una de las tesis más interesantes de estos debates entiende al 24 de mayo como consecuencia de la independencia guayaquileña”.Gabriel lo entiende de esa manera, por ello opina que el 24 de mayo fue posible gracias a que Guayaquil era independiente y contaba con recursos y con un ejército experimentado que ya había intentado liberar Quito antes de la participación de Sucre. “Estos hechos permitieron a los guayaquileños dominar las cumbres del Pichincha y auspiciar económicamente al ejército de Sucre”.En 1822 no solo sucedió la independencia de España, agrega, “realmente fue toda una concepción del mundo la que se desplomó. El modelo republicano se impuso como el resultado de una reflexión sobre el derecho a pensar y esto trajo los derechos civiles actuales que, aunque embrionarios, Olmedo ya los había expuesto en las Cortes de Cádiz”.Este joven guayaquileño considera que la Academia, los gobiernos locales e historiadores deben trabajar en conjunto para que las nuevas generaciones produzcan nuevas investigaciones. “Sin una producción sustancial puede suceder que con el tiempo la historia de Guayaquil vuelva a quedar sepultada y minimizada”. Y eso no podemos permitirlo.GINGER MIRANDARUTA DE LA LIBERTAD HACIA LAS MONTAÑASDesde que estudiaba en el colegio, Ginger Miranda consideraba que la historia era “maravillosa” y su imaginación le permitía sentirse parte de los hechos. “Pero siempre falto algo que contar…”, señala esta licenciada en Turismo que labora en el Museo Municipal como guía bilingüe y coordinadora de guías. Ginger Miranda, de 40 años, es guía y coordinadora de guías en el Museo Municipal. Foto: Cortesía. Ya en la universidad empezó a investigar cómo finalmente se llegó a dar la Batalla del Pichincha y a sorprenderse al conocer que en Guayaquil, luego de haberse proclamado su independencia, se inicia la campaña libertaria hacia el interior del territorio. “Fue necesario organizar a los militares en batallones a los cuales luego los guayaquileños decidieron darles el nombre de División Protectora de Quito”.Ese detalle la llena de orgullo, ya que Guayaquil dio ejemplo de solidaridad con el resto de sus hermanos que permanecían aún bajo el domino español. En su papel de madre se ha propuesto transmitir tales detalles históricos a sus hijos. “En el caso de niños o niñas pequeños, la historia debe ser contada de manera sencilla y breve, pero sin olvidar dibujar en sus mentes el escenario, poniendo color, olor a esos hechos, haciendo uso de la asociación de lugares, nombres y objetos relevantes. La expresión corporal ayuda mucho al igual que la variación en el tono de voz utilizado durante el relato. Seguro lo van a disfrutar”.Para los mayores, Ginger consideraría provechoso que turísticamente se cree una Ruta de la Libertad que abarque el trayecto seguido desde Guayaquil para lograr la independencia definitiva de este territorio (hoy Ecuador) en la Batalla del Pichincha. Y para el deporte propone la idea de organizar un duatlón de montaña (para correr y andar en bicicleta). “No importa cuánto tiempo pase ni los intereses del momento, conocer nuestra historia nos permite amar nuestro territorio. Debemos recordar esta fecha como una oportunidad de unidad nacional ya que esa fue la enseñanza que nos dejaron nuestros mayores”.JAVIER WRIGHT PÉREZLOS PRIMEROS GRITOS DE 'VIVA LA PATRIA'"El general Antonio José de Sucre dio un rodeo al ejército realista que le esperaba en el camino hacía Quito, para lo cual bordeó la quebrada de Jalupana desviándose al camino de Limpiopungo y trepó por las faldas del Cotopaxi, hasta que el 16 de mayo, avistó el fértil valle de los Chillos".Así comienza el abogado Javier Wright Pérez, nieto del historiador Rodolfo Pérez Pimentel, su relato sobre la Batalla del Pichincha. Continúa de la siguiente manera: Javier Wright Pérez, abogado. Foto: Cortesía. "Entonces el coronel José María Córdova empezó con el grueso de las tropas a ocupar las alturas del volcán Pichincha, pero el general Melchor de Aymerich, quien lo observaba, se apresuró a imitarlo, llegando primero a la cumbre con el coronel López de Aparicio que tuvo que abandonar la caballería para maniobrar en las alturas. Córdova comenzó la lucha a las nueve y media de la mañana del 24 de Mayo de 1822.Media hora después las municiones de los patriotas estaban agotadas, y Córdova se retiró ordenadamente con su batallón Alto Magdalena, para retornar con otra provisión de municiones, y con el resto de la infantería que dirigía el general José Mires junto con el batallón Yaguachi al mando del coronel Antonio Morales, donde figuraba como abanderado el joven teniente Abdón Calderón. Nuevamente consumida la reserva de municiones, se replegaron los patriotas por segunda ocasión.Los españoles aprovecharon para atacar con mayor furia, pero ocurrió algo inaudito, Córdova empezó una retirada que los realistas interpretaron como que abandonaba el campo de batalla, pero de improviso paró en seco y dando media vuelta ordenó cargar a bayoneta calada, entablándose una terrible lucha cuerpo a cuerpo.Tres compañías del batallón Aragón trataron de sorprender la izquierda de los patriotas, pero se encontraron con el Albión formado por ingleses venidos de Venezuela a combatir por la independencia. Este hecho decidió la victoria por la Patria, pues los del Albión, que venían retrasados y estaban frescos, arrasaron al Aragón mientras Córdova daba buena cuenta del resto. La batalla había concluido a las doce del día, y en Quito se comenzaron a escuchar los primeros 'Viva la Patria', mientras en las faldas del Pichincha la caballería patriota correteaba a los dispersos españoles que huían, y se desbandaban desordenadamente para evitar ser apresados".

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