Días grises para el teatro se asoman en el escenario, ahora que existe la prohibición de asistir a lugares concurridos. Es un golpe bajo, con mayor razón cuando en este mes se celebra el Día Mundial del Teatro.

¿Qué será de este próximamente? Además, que en estos tres primeros meses del 2020 la propuesta teatral ha estado un poco de picada si le sumamos el cierre de Microteatro Gye a cargo de Jaime Tamariz, quien hoy se encuentra laborando en un canal de televisión. Él tiene que regresar pronto al teatro guayaquileño, que es donde pertenece.

Pero al rescate siempre quedaban lugares como Pop-Up teatro café de Urdesa, que persistió con la presentación de una temporada interesante en marzo, también por ser el mes de la mujer. Allí se pone en escena Una comedia violenta, interpretada por el ya conocido Andrés Olmedo, junto a María José Avilés. Dirigida por Raúl Sánchez McMillan. Se trata de una obra de formato breve en la que en compañía del público, los personajes se ríen con chistes populares. El final deja una gran sorpresa.

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También encontramos Buenas vibras, en la que Alicia Tite Macías desempeña un papel que trata de desmitificar una vez más el tabú de la sexualidad femenina. Ella encarna muy bien cualquier papel en defensa de la feminidad que hoy aún es tachada por impura por grupos conservadores. La obra la dirige Bárbara Fernández.

Como ven, los espacios de microobras tienen una oferta de historias que el espectador es libre de escoger.

Mientras tanto, en este mismo mes Estudio Paulsen era sede para dos propuestas. La primera Mary para Mary, una obra feminista inspirada en Mary Wollstonecraft. De la productora El Tiatro; dirige Montse Serra y actúa la gran Lorena Robalino, y para el 27 de marzo estrenarían ¡Han desenterrado a Shakespeare! Obra que incluye un equipo que ya ha sido mencionado: McMillan, Olmedo y Avilés, sumándole a Luna Bravo y Alfredo Salomón. Lastimosamente, no podemos ser partícipes de ellas debido a las condiciones que estamos atravesando.

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Hoy la crítica es un homenaje a los dramaturgos, escritores, directores, gestores y actores que hacen que el teatro subsista en nuestra bella ciudad, extendiéndoles un fuerte aplauso desde la cuarentena forzada de nuestro hogar.

¿Qué será del teatro a partir del cierre de lugares públicos debido a la pandemia mundial?

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¿Conoce usted alguna obra en Guayaquil que nos cause tanto terror, como la obra que está viviendo actualmente el mundo? Y, ¿Qué hacemos los dedicados y aficionados al teatro mientras todo está paralizado?

Recordemos que en Los cuentos de la peste, montada en el Paulsen y dirigida por el maestro Lucho Mueckay, los personajes se aíslan en la villa Palmieri, en Florencia, para escapar de la terrible peste negra que andaba deambulando por toda Europa. Se reunían a contar historias para poder escapar del mundo trágico del afuera inhabitable y esperar a que la peste terminara, dando paso a la imaginación y el jolgorio de la fiesta para transformar al miedo que se halla agazapado entre la enfermedad y la muerte.

Ahora que somos carnes prisioneras de una peste, los teatreros debemos hacer lo mismo: inventar historias, crear, preparar algo para seguir en el resurgimiento constante teatral. Y los espectadores, valorando cada vez más la profesión artística y todo lo que hay allí detrás, porque las series y películas que nos salvarán de la cuarentena están conformadas por actores, guionistas, directores y demás. (O)