Su núcleo familiar la nutrió de valores y de la vocación suficiente para involucrarse en la docencia. Desde niña María Helena Manrique sintió el llamado a enseñar y comunicar, y actualmente es a lo que se dedica. En la oficina de su centro Orientar, en Samborondón, se muestra como una mujer carismática, elocuente y segura.