La grasa abdominal, así como los rollitos en la espalda o los brazos rellenitos son el problema habitual de cada persona que intenta bajar de peso. Estas partes del cuerpo no suelen reducirse fácilmente con dietas y se necesita realizar una serie de ejercicios específicos o localizados para hacerlos desaparecer.

Según Ángel Gardachal, Técnico Superior en Animación de Actividades Físico-Deportivas y Técnico Superior en Dietética, editor del portal Vitónica, fisiológicamente la pérdida de grasa se da en tres pasos, para que el cuerpo libere ácidos grasos al torrente sanguíneo y después los use como energía.

Movilización

En primer lugar se debe extraer los ácidos grasos de los adipocitos o células que los contienen. Para esto se debe crear una demanda energética, ya que los adipocitos no van a liberar grasa al torrente sanguíneo si no hay necesidad. Este proceso, está regulado por una enzima llamada HSL (Hormone-Sensitive Lipase).

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La actividad de la HSL está muy influenciada por las catecolaminas: adrenalina y noradrenalina.

Transporte

Una vez los adipocitos han liberado ácidos grasos al torrente sanguíneo, estos deben ser transportados hasta el tejido diana que haya demandado su uso. El mejor o peor transporte dependerá de la irrigación sanguínea de la zona. Es por esto que algunas cremas comerciales que prometen perder grasa o volumen de forma localizada no se basan en otra cosa que en aumentar la temperatura local para mejorar el riego sanguíneo en la zona.

Oxidación

Una vez en el tejido diana, la grasa se usará en las mitocondrias a través de un proceso llamado betaoxidación.

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El tejido adiposo y tejido muscular son tejidos completamente diferentes por lo que tener en claro que independientemente del músculo que se entrene, la pérdida de grasa de las zonas adyacentes es un proceso que funciona completamente por separado.

¿Qué dice la ciencia sobre la pérdida de grasa localizada?

Según la ciencia existen estudios que demuestran que perder grasa de forma localizada no es posible, pero también hay otros estudios donde sí parece que el resultado es el esperado, sin embargo que la diferencia no es significativa.

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Unas investigaciones del 2017 y del 2007 demostraron que varias personas pudieron ver una pérdida de grasa local en las zonas donde hubo previamente una gran contracción muscular.

La hipótesis que realizan los investigadores es que las contracciones musculares aumentan el flujo sanguíneo y temperatura de la zona lo cual promueve la lipolisis. Esta mayor irrigación y temperatura en una zona concreta estimularía tanto la movilización como transporte de ácidos grasos.

Es así que fisiológicamente parece ser posible perder grasa de forma localizada, otra cosa es la magnitud y condiciones en las que esto puede suceder. Bajo mi punto de vista no es eficiente invertir tiempo, energía o recursos en general en esta posibilidad.

¿Qué sucede con la grasa rebelde?

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Esta suele ser grasa que lleva mucho tiempo con nosotros y es la última en desaparecer cuando estamos inmersos en un protocolo de pérdida de grasa. La particularidad de este tipo de grasa es que es muy densa en receptores adrenérgicos alfa, en concreto los alfa-2.

Lo primordial es mantener el déficit calórico, seguido de entrenamiento de fuerza combinado con entrenamiento HIIT y LISS.

En el apartado nutricional sería interesante mantener los niveles de carbohidratos bajos para disminuir la secreción de insulina. Combinar esto con protocolos de ayuno intermitente sería útil tanto para elevar catecolaminas como para gestionar mejor los carbohidratos totales diarios.

En el apartado de entrenamiento debemos seguir entrenando la fuerza. Sería también útil combinar protocolos de HIIT y LISS en la misma sesión para mejorar tanto la movilización como el transporte de ácidos grasos. (I)