El diario de la Pamela es una obra montada por el diario digital La Posta y la productora Rompekabezas, la cual nos viene a presentar un trabajo periodístico sobre los casos de corrupción que aún resuenan y elementalmente acerca del “cuaderno” de la exasesora de Rafael Correa, Pamela Martínez, donde se habla de supuestos financiamientos de dudosa procedencia de la campaña presidencial. 

Es un trabajo interesante, pero si la intención de esta puesta en escena es extender una noticia a partir de una investigación periodística, para que los espectadores se enteren de “la verdad”..., florecerá un fracaso.  Porque al momento de entrar al mundo de las tablas, “la verdad” se inscribe en juegos de ficción, para que queden dudas al mismo tiempo que nos hace sentido. 

Si se intenta ridiculizar al extremo a los personajes políticos envueltos en esta historia, hacer de ellos unos payasos, como para suscitar la catarsis del espectador, entonces fue formidable.  Por eso que en este “todo vale”, de la sátira inclusive, no sabemos ni tampoco hay que distinguir entre lo verdadero y lo falso. 

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El Teatro Periodístico, que surge como subcategoría del Teatro del Oprimido del brasilero Augusto Boal, plantea precisamente lo contrario a lo que vemos en El diario de la Pamela, porque intenta romper con la prensa que tiene cualquier sesgo.  En la obra no se ve el contraste de la investigación con otras investigaciones, información que pudo ser añadida por el público, abrir un mundo de posibilidades sobre la noticia tratada, algún juego entre lo concreto y lo abstracto, y, por último, se pecó de contextualización.

Entonces no hablamos aquí de Teatro Periodístico, sino de la presentación de una noticia a través de recursos teatrales… lo que no resta mérito, claro. Y como dato interesante, esta sátira hoy no corre riesgos, ya que vivimos con cierta libertad de expresión. Pero solo pensar presentar algo como esto un par de años atrás, hubiera erigido mártires de oro. 

Cuatro periodistas se encuentran en su oficina para ir construyendo, durante toda la obra, la trama de corrupción ‘Caso Sobornos 2012-2016’.  Marco (Víctor Aráuz) es el personaje que conduce la investigación y mantiene las preguntas que los periodistas usan para hacer su trabajo.  Por otro lado, Antonio (Santiago Carpio/Michy Zelaya) es quien sostiene la postura típica de “robaron, pero también hicieron cosas buenas”.  Teresa (Belén Franco) y Martha (Luciana Grassi) ayudan a armar toda la trama. 

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Tanto el juego, la sátira y principalmente las historias alternas de cada uno de los personajes, son valiosas.  Los detalles, recursos utilizados y cómo se lleva a cabo el trabajo grupal, muestran la buena mano del director. 

La obra, dirigida por Sebastián Sánchez Amunátegui y con el guion a cargo de José Rengifo, nos hace reflexionar con jocosos disparos a la moral: de que nos quejamos de “los políticos corruptos”, a la vez, cuando solemos dar dinero al oficial de tránsito para evitar multas, regalamos botellas de whiskey al profesor para que nos pase el año o pagamos al médico para que nos atienda de forma exclusiva en el hospital público. Así también, la obra exhorta a los periodistas a hacer siempre un trabajo ético. 

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En conclusión, se nota el esfuerzo que se ha hecho en la difícil tarea de explicar una compleja noticia, que el público espectador no considerará como “verdad” de antemano, pero que siembra la duda de que algo huele muy mal.

El diario de la Pamela se presentó en el teatro La Bota del Malecón del Salado. (O)