Su madre, Cecilia Londoño, dedicó toda su vida a diseñar y construir jardines. Seguramente esa es parte de la inspiración de Guillermo Peñalosa para  imaginar ciudades llenas de vegetación y amigables para el peatón de toda edad, dentro de esta sociedad que necesita reinventar sus modelos de urbanismo.

 

¿Qué ocurre? ¿Qué haremos?

Hoy, el planeta es el hogar de  77oo  millones personas, de las cuales 3500 millones residen en ciudades. Y dentro de 30 años habrá 9000  millones de habitantes, con unos 7000 millones viviendo en recintos urbanos. 

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“Se duplicará la población urbana en el mundo. Necesitaremos construir el mismo número de viviendas que todas las ya construidas en la historia de la humanidad. ¿Cómo vamos a resolverlo?”, se pregunta  Peñalosa, bogotano que hace trece años creó la organización sin fines de lucro Ciudades 8-80.

El nombre de esa entidad se fundamenta en que si las ciudades toman decisiones para beneficiar a un niño de 8 años y a un adulto mayor de 80 años, tales acciones serán positivas para todos los habitantes. “Debemos evaluar las ciudades según cómo tratamos a los ciudadanos más vulnerables (…). Dejemos de construir ciudades para vehículos y atletas de 30 años de edad”, indicó durante una reciente visita a Guayaquil, gestionada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) para cumplir reuniones con el Municipio local y centros de educación superior.

Debemos evaluar las ciudades según cómo tratamos a los ciudadanos más vulnerables (…). Dejemos de construir ciudades para vehículos y atletas de 30 años de edad”.

Peñalosa es un destacado asesor en urbanismo que ha colaborado con más de 400 urbes. “No hemos construido ciudades de buena manera. No son sostenibles en lo ambiental ni financiero, tampoco son buenas para la salud física ni mental”.

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El viernes 20 de septiembre, el experto dictó una charla en el Salón de la Ciudad de la Alcaldía de Guayaquil. Compartió trece recomendaciones para su modelo de desarrollo urbanístico.

Desde el tenis a las ciudades

Guillermo Peñalosa nació hace 62 años en Bogotá, urbe que en su niñez disfrutó especialmente a través de los parques públicos. “Yo jugaba mucho tenis. Cuando iba a campeonatos, jugaba especialmente contra niños de los clubes privados más elegantes de Bogotá, pues casi no había canchas de tenis en parques públicos. A los 11 años estaba entre los mejores a nivel nacional. Desde esa época ya pensaba que el tenis no era costoso, lo costoso eran los clubes privados”. 

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La ausencia de espacios públicos para ese deporte provocó sus primeras reflexiones como ciudadano. Pero su conciencia se desarrolló realmente cuando en 1976 su padre, Enrique Peñalosa Camargo, como subsecretario general de las Naciones Unidas, lideró la organización en Vancouver (Canadá) de la primera Conferencia Mundial sobre Asentamientos Humanos (Hábitat). “Mi padre tuvo que visitar más del 80 % de los países para invitar a los presidentes y ministros. Siempre nos contaba a mi hermano mayor (Enrique) y a mí lo que veía en los países. Sus desafíos, lo bueno, lo malo, lo feo”.

Mi padre tuvo que visitar más del 80 % de los países para invitar a los presidentes y ministros. Siempre nos contaba a mi hermano mayor (Enrique) y a mí lo que veía en los países. Sus desafíos, lo bueno, lo malo, lo feo”.

Guillermo, quien cursaba su primer año de universidad, y su hermano asistieron a la conferencia en Vancouver con su padre, por lo cual observó en las ponencias que el mundo ya sufría de pobreza, sobrepoblación, falta  de agua potable, insalubridad, carencia de áreas verdes… situaciones que se mantienen. “Hoy más de 900 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable y 3000 millones no tienen sanitarios”.

Con los años, su desempeño laboral lo llevó a ser presidente de una productora de televisión, por lo cual brindó apoyo mediático en campañas sobre mejor uso de espacios públicos. Pero su primera incursión ejecutiva en el desarrollo de ciudades fue en 1994 cuando su hermano Enrique fue candidato para la Alcaldía de Bogotá. Perdió frente a Antanas Mockus, pero el ganador lo llamó para formar parte de su equipo. “A Antanas le interesaron mis ideas sobre recreación, uso del tiempo libre...”.

Hoy más de 900 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable y 3000 millones no tienen sanitarios”.

Allí recordó la ausencia que de pequeño había percibido. “Cuando fui responsable del deporte y de los parques en Bogotá, construimos canchas en parques públicos y de allí están saliendo los mejores tenistas de la ciudad. Mi prioridad nunca ha sido el deporte de alto rendimiento; me interesa el deporte para todos”.

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Más espacio para caminar

En 1997 manejó una nueva campaña política de su hermano para la Alcaldía, cargo que obtuvo y Guillermo recibió una segunda oportunidad para ayudar a implementar sus ideas en la capital de Colombia, pero no como funcionario público, sino contratado por la Cámara de Comercio para asesorar en temas urbanos.

Un año después viajó con su familia a Canadá para que sus tres hijos aprendieran inglés. Planeaba quedarse dos años, pero ya lleva veinte en Toronto, la cual considera un ejemplo de desarrollo urbano y multiculturalidad. 

Esa ha sido su base de operaciones, ya que dedica el 70 % de su tiempo laboral a viajar por el mundo para asesorar a las ciudades. Así aprendió que en la mayoría de las grandes urbes, el 18 % de las personas se moviliza  en vehículo privado, pero ocupa  el 80 % del espacio en calles. El 82 % viaja  de otras maneras (peatones, bicicletas, transporte público) y tiene  el 20 % del espacio. “Hay una clara inequidad”.

Lastimosamente, las ciudades han crecido para beneficiar a los automotores, olvidándose del peatón y de su bienestar. Por ello, Peñalosa, cuyo hermano hoy es alcalde de Bogotá por segunda ocasión, imagina más parques, más ciclovías, más áreas verdes, y concentrándose en los espacios urbanos para que sea más sencillo atender a los habitantes. “Hay que convencer a las nuevas generaciones de que residan en el centro porque allí tendrán todos los servicios y beneficios... Hay que crear un centro irresistible”. Y en esa zona la meta es caminar.

Esa es su visión, y al parecer también es la aspiración de buena parte del mundo, porque su agenda suele estar repleta de invitaciones de nuevas poblaciones que llaman a Peñalosa para que las ayude a tener ciudades  más verdes, hermosas y amigables, como si fueran un jardín... 

Y dependerá de cada ciudadano cultivarlo.