El enigma del crecimiento

Joel Mokyr Si bien existe una abundante literatura sobre la llamada Revolución Industrial y sobre su impacto en el nacimiento de la economía moderna, la pregunta que no siempre es fácil de responder es ¿por qué fue que ocurrió? ¿Qué explica la irrupción de esta revolución? ¿Por qué tuvo lugar? Es más, ¿por qué es que la Revolución Industrial nació en Occidente, y concretamente en Inglaterra, y no en otro lugar, digamos en la India o China? ¿Qué explica que esta revolución haya echado raíces en otras partes de Europa y del mundo? ¿Qué explica la vitalidad de la Revolución Industrial, una vitalidad que, a su vez, ha generado tanta prosperidad en muchas sociedades? En su libro A Culture of Growth ( Una cultura de crecimiento ), publicado por la Princeton University Press (2017), Joel Mokyr, profesor de la Northwestern University, argumenta que fue lo que él llama una “cultura del crecimiento” en combinación con el Iluminismo lo que sentó las bases de los avances científicos y los inventos que habrían de desencadenar los cambios tecnológicos e innovaciones que producirían un desarrollo económico impresionante.El autor analiza el periodo de 1500 a 1700 donde una Europa políticamente fragmentada generó un “mercado de ideas” competitivo y una actitud para investigar la naturaleza. Al mismo tiempo, una comunidad de pensadores brillantes –Galileo, Maquiavelo, Montaigne, Descartes, Bacon, Newton, Spinoza, Kant, Hume, Hobbes, entre otros– se fue tejiendo para formar la celebrada República de las Letras por donde circulaban ideas con relativa libertad. Esa fragmentación política fue la que permitió en ciertos casos a pensadores poco ortodoxos moverse de un país a otro en búsqueda de un santuario.Trayendo a colación elementos de teoría económica, historia de la ciencia y modelos de evolución cultural, el autor sostiene, en definitiva, que la cultura, entendida como la composición de valores, creencias, actitudes e ideas, es el factor que mejor explica las grandes transformaciones sociales. En parte allí radica la razón por la fue en Inglaterra más que en cualquier otra nación europea donde esta combinación de las ideas de la Ilustración y la investigación científica echó raíces. Esa cultura no quedó en las élites sino que permeó en un buen grado a toda la sociedad – empresarios, agricultores, artesanos, etc.–, una sociedad que, además, anduvo, al menos por un buen tiempo, en sintonía con el régimen político, lo que facilitó acumular cambios tecnológicos. Un interesante libro que puede ordenarse vía Internet a la casa editorial. (O)

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