Galápagos tiene ochocientas diez especies de plantas introducidas, que representa el 60% de la totalidad de su flora.
Son plantas que han sido transportadas por el hombre desde hace un par de siglos, a veces de forma casual, otras intencional, pero la mayoría ha llegado en las ultimas décadas, por su uso ornamental, medicinal, maderero, o por ser comestibles.
A pesar de considerarse bonitas, o útiles para el ser humano, se convierten en potenciales amenazas para las especies de las islas. Si tienen alto grado de dispersión y si crecen rápidamente, pueden desplazar a las especies nativas y endémicas.
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Unas plantas se dispersan de forma más agresiva que otras, y en base a eso se deciden las prioridades en los programas de control y manejo. Algunas de las especies más invasoras son guayaba, mora, cedrela y cascarilla.
Las especies de plantas invasoras que ocupan un porcentaje mayor de área requieren un manejo prioritario.
De estas, las más infame es la mora. No se trata del mismo tipo que consumimos en mermeladas y dulces. Es una especie de mora originaria de China. La Estación Charles Darwin, el Parque Nacional Galápagos y CABI realizan estudios para determinar un posible agente para el control biológico de la mora, ya que el control manual y químico no ha sido suficiente. El estudio llevará años, e involucra un alto costo. En los actuales momentos la búsqueda de un agente de control biológico está en su fase dos, de seis.
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Para poder planificar acciones de control de las especies de plantas invasoras, necesitamos conocer la distribución y abundancia de las mismas. Con este propósito se están produciendo mapas detallados de las especies de plantas en la zona húmeda de distintas islas en Galápagos.
Justamente este es el trabajo de Carolina Carrión, especialista geoespacial y responsable del mapeo de plantas invasoras en la Fundación Charles Darwin.
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Carolina utiliza una combinación de imágenes tomadas con dron, sobreponiéndolas a imágenes satelitales.
Las fotografías de dron están georreferenciadas y tienen suficiente detalle para identificar especies individuales. Luego se asigna esta información a las imágenes satelitales y mediante modelos de clasificación se puede determinar la presencia de estas especies en toda el área de estudio.
El producto es un mapa detallado, y en muchas ocasiones, el mapa de una triste realidad. En la parte alta de la isla Santa Cruz se puede observar que solo nos queda menos de la cuarta parte del bosque original de Scalesia, una planta única en el mundo.
A través de estos mapas también se revisa la situación para las zonas de anidación de diversas especies. Un ejemplo es la disminución de la población de pájaro brujo, que podría estar relacionado a la desaparición de su hábitat, el bosque de Scalesia que está siendo reemplazado por moras, cedrela y guayaba.
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El crecimiento de la mora se retarda bajo la sombra de los árboles. Por eso, lo óptimo sería repoblar las zonas húmedas de Santa Cruz con su Scalesia original, e inmediatamente luego de la erradicación de la mora, antes que la cedrela, planta invasiva de rápido crecimiento, se adelante.
Es básico contar con estos mapas a detalle y de ser posible para todas las islas. También servirían para analizar el efecto de cambio climático en Galápagos.
Es decir, el trabajo de Carolina y la investigación de especies invasoras terrestres es vital para la conservación en las islas. (O)
nalutagle@yahoo.com