En 2010 el surcoreano Lee Chang-dong sorprendió con Poesía –una extraordinaria visión de la empatía humana– y ahora, ocho años después, quiere hacerlo también con Burning, película que dirige y cuyo guion ha sido escrito por él mismo junto con Oh Jung-mi Oh, basándose en el relato Barn Burning (Quemar graneros) del escritor japonés Haruki Murakami, publicado por primera vez en The New Yorker en 1992.

Ganadora del premio Fipresci, la crítica ha calificado el trabajo de Chang-dong como “absolutamente monumental”, ya que el cuento de Murakami se desarrolla en pocas páginas. El filme está protagonizado por Jong-su (Yoo Ah-In), un joven aspirante a escritor, desempleado y aparentemente conmocionado por el consumismo salvaje que define la sociedad surcoreana. Al principio de la película, el joven se reencuentra con una antigua compañera de colegio (Jeon Jong-seo); tras una cita y algo de sexo, ella se va de vacaciones a otro continente. Cuando regresa no viene sola, la acompaña Ben, un compatriota que vive en el lujo y la opulencia, pero su actitud chocante y arrogante poco le han importado a ella. Y mientras tanto convierte a Jong-su en testigo impotente de su cortejo, ofreciéndole gestos de amistad y generosidad envueltos en aires de superioridad y también en algo más, no del todo identificable, pero definitivamente siniestro que lo termina compartiendo.

El asunto podría calificarse como un triángulo amoroso. Eso lo demuestra la increíble complejidad psicológica que Burning va aportando a medida que se desarrolla.

Elegida por Corea del Sur para la carrera a los Óscar 2019, Chang-dong declaró en Variety cuál fue el motivo para interesarse en el cuento de Murakami. “Como director de cine siempre he estado buscando historias. Pero incluso las historias más interesantes e importantes me parecían poco atractivas cuando se contaban de una manera familiar. A veces, la literatura me da nuevas ideas e inspiración”.

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Chang-dong también se refiere al cuento corto del escritor japonés. “Fue mi guionista Oh Jung-mi quien me recomendó este cuento. Como es una historia que parece misteriosa, pero al final no pasa nada, a primera vista, puede que no parezca fácil convertirla en una película. Sin embargo, sentí que había algo muy cinematográfico en el misterio de esta historia. Un pequeño misterio de una historia corta podría expandirse a misterios más grandes con múltiples capas. Y sus misterios aludían al mundo en el que vivimos hoy, el mundo misterioso en el que sentimos que algo está mal, pero que no puede indicar qué es”.

En el pais.com se lee: “Lee es fiel a Murakami siéndole infiel. Cambia aspectos básicos del protagonista (de casado a soltero, o su clase social) e inventa un nuevo desenlace (eso sí, casi tan abierto como el del cuento), manteniendo fijo el ardor de un triángulo amoroso al que aporta una magnífica potencia visual y sonora. Tanto en su música como en el bullicio y los susurros de la ciudad y del campo, en sus amaneceres y en el tratamiento del espacio: los reducidos de los departamentos de la urbe y los amplios de las afueras, junto a los graneros del título (aquí, invernaderos)”.

Para el cineasta surcoreano, la película refleja un aspecto de lo que sucede en la sociedad de su país. “Durante mucho tiempo he querido contar una historia sobre los jóvenes y, en particular, sobre los de esta generación. Algunos de mis proyectos pasados ??se llamaron Project Rage. Eso se debió a que parece que hoy en día, personas de todo el mundo, independientemente de su nacionalidad, religión y estatus social, están enojadas por diferentes motivos. La rabia de los jóvenes es un problema particularmente acuciante. Los mileniales que viven en Corea hoy serán la primera generación que está peor que la generación de sus padres. Sienten que el futuro no cambiará significativamente. Al no poder encontrar el objeto para dirigir su ira, sienten una sensación de debilitamiento. Esta película trata sobre jóvenes que se sienten impotentes, con rabia contenida en ellos”.

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Por su parte, el actor protagonista de Burning dijo en Indiewire: “El personaje resuena para mí porque ambos lidiamos con estar fuera de lugar en un contexto asiático y de manera asiática en un contexto estadounidense. Crees que eres estadounidense, y luego a veces caminarás por la calle y te recordarán que no creen que lo seas. Luego vas a Corea y ellos tampoco creen que seas uno de ellos. Te recuerda que solo eres un hombre sin país”. Como resultado, explicó Yeun, siente que Ben es la persona más presente en toda la película, siempre negociando su propia existencia: “Está viviendo en la realidad de cada momento, observándolos, pero tal vez él está observando que nadie más está viviendo en el presente con él”. (A. C. J.)

Lee es fiel a Murakami siéndole infiel. Cambia aspectos básicos del protagonista (de casado a soltero, o su clase social) e inventa un nuevo desenlace (eso sí, casi tan abierto como el del cuento), manteniendo fijo el ardor de un triángulo amoroso al que aporta una magnífica potencia visual y sonora. Tanto en su música como en el bullicio y los susurros de la ciudad y del campo, en sus amaneceres y en el tratamiento del espacio: los reducidos de los departamentos de la urbe y los amplios de las afueras, junto a los graneros del título (aquí, invernaderos)

Fuentes: agencias e internet