Nos provocó comer al carbón, así que decidimos regresar a un lugar que consideramos ya una tradición en comida a la parrilla. Ramón Carne al Carbón se ha mantenido, desde hace más de ocho años, con un estilo único en restaurantes en su tipo, su menú dista mucho de lo que podríamos decir típico de una parrillada.

Sin contar la lista de las bebidas frías, calientes, vinos y cocteles, hay más de cien productos, platos y preparaciones que se pueden encontrar en el extenso menú de este singular lugar. Ya hemos comentado antes, no nos gusta cuando encontramos una cocina que prepara tortilla de choclo, T-Bone Steak y también fideos al pesto, siempre preferimos la especialización, porque eso ayuda a llegar a la perfección, pero este caso puede ser la excepción.

Su propietario es Ramón Echaiz, todo un personaje, amable, alegre, divertido, siempre con una sonrisa para recibir a sus clientes. De profesión abogado, pero con un amor inmenso a la parrilla y la cocina, que lo llevó a estudiar en La Escuela de los Chefs, para luego poner su restaurante.

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Llegamos al final del día, tomamos una mesa en la terraza exterior, queríamos disfrutar de la fresca noche de verano, porque seguro ya no quedan muchas este año. El lugar da la impresión de ser como un acogedor rancho, todo con madera y decoraciones con temas del ganado.

Tan pronto nos sentamos, fuimos atendidos. El personal tiene muchos años trabajando con Ramón, lo que ha logrado un nivel de excelencia, que pocas veces se ve. No hay nada mejor a la hora de ordenar, que tener un mesero que conoce perfectamente el menú y que puede, sin miedo sugerir un plato.

Y así fue, siguiendo la recomendación, para compartir entre todos, empezamos con una orden de achuras ($ 10,85), y definitivamente no se equivocó. Una tabla con riñones, mollejas y los infaltables chinchulines, en su punto perfecto, crocantes y jugosas. Deben ser seguramente, de las mejores que he probado.

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Luego dos cortes bien distintos, pero de los más cotizados a la parrilla, uno de mar y otro de tierra. El pez espada ($ 22) es uno de mis favoritos al carbón, un medallón que supera fácilmente los dos centímetros y que para disfrutarlo debe cocinarse totalmente, pero sin perder sus jugos.

El otro fue, lo que considero el rey de los cortes americanos, Porterhouse ($ 35), son 600 gramos en donde encontramos tres tipos bien diferentes de carne, lomo fino, bife de chorizo y lomo de falda, todo en un solo gran pedazo con hueso al medio, que ocupa casi todo el plato. La gracia del corte está en que se puede probar diferentes sabores y texturas en una sola sentada, delicioso.

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Una gran ventaja en las porciones de los platos en Ramón es que hay para los hambrientos, los dietéticos y hasta para los niños. Así que aprovechamos y pedimos solo 200 gramos del lomo fino nacional ($ 14,65), suave, jugoso y delicado, que acompañado con el chimichurri casero fue el perfecto final para una noche de carbón.

Todos los cortes de carne los pedimos a término medio y fue exactamente así como llegaron a la mesa. Firme en el exterior, jugosos al cortar y casi crudo al medio, solo así podemos disfrutar de una carne de buena calidad. Siempre pensamos que el plato perfecto es la correcta relación ente un producto de primera y la mano habilidosa del parrillero. Qué bueno que tenemos a Ramón para cuando queremos comer carne al carbón. (O)

savrozonn@gmail.com