En la calle Olaf Holm e Isidro Ayora, en Samanes 4, norte de Guayaquil, hay inquietud por un desmoronamiento de tierra que derivó en el desprendimiento de un tramo de acera y la caída de un árbol.
Esto se dio al pie de una acera colindante con la zanja que divide el sector con Guayacanes, del costado de la avenida Isidro Ayora.
En el sitio, esta semana se observaba una parte del cemento de la acera que cayó a la zanja. Producto del desmoronamiento unos cables que iban de lo alto de un poste y llegaban hasta la acera también se desprendieron.
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Los vecinos temen que la tierra siga cediendo y un poste de tendido eléctrico también se caiga y con ello se suelten los cables de alta de tensión.
Un morador de la zona, Xavier, indicó que allí se dio el colapso de parte de la estructura en medio de las recientes lluvias que anegaron la zona en febrero pasado. Desde entonces, dijo, no se ha removido la estructura caída ni se han hecho trabajos de readecuación del área afectada.
Él contó que los vecinos que conocen del tema procuran tomar previsiones al circular por allí, puesto que si se sueltan los cables podrían caer a la calzada o en un escenario mayor hasta generar colapso del poste o afectar a transeúntes y autos que se estacionan cerca.
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“Esos cables están sujetados a los postes de energía eléctrica, esperemos que no suceda nada y hay que estar prevenidos”, expresó el hombre.
En el sector suelen estacionarse carros que hacen peso sobre el resto de acera, a pocos metros del tramo afectado, y a su vez, también se ubican personas que se dedican a brindar servicios de mantenimiento de llantas, por lo que existe alerta de que pueda darse algún nuevo colapso a futuro, en caso de que las lluvias sigan afectando el terreno.
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“Puede darse una catástrofe, eso ya tiene tiempo allí, se decía que harían un ducto cajón, pero nada”, sostuvo el mismo vecino.
La lluvia de la noche de este lunes 3 y madrugada del martes 4 de abril aumentó la preocupación de los moradores.
En el sitio hay peatones que circulan por la Isidro Ayora sin percatarse de la novedad, mientras que otros prefieren circular por la acera de al frente, del lado de la calle Olaf Holm de manera preventiva.
“Dios no quiera que si siguen las lluvias ocasionando este desmoronamiento de tierra es la naturaleza como tal”, señaló Janina, otra vecina del sector, quien pidió además que se realice limpieza en la zona de zanja.
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Un trabajador de la zona, Raúl, indicó que la asistencia municipal debería ser urgente para evitar un escenario fatal conforme sigue cediendo el terreno.
“Que vengan a arreglar porque si sigue cediendo el poste se viene abajo y va a ser la cosa más grave”, expuso el hombre.
A lo largo de la zanja se observa maleza crecida e incluso colocación de escombros arrojados al pie del canal. Lo primero se torna en un escenario que temen genere mayor presencia de mosquitos en esta época invernal. (I)