Bajo un sol extenuante y varias horas haciendo fila, decenas de personas de diferentes sectores de Guayaquil y de provincias prefieren acudir a las fábricas que envasan oxígeno medicinal. Comprar los tanques o recargarlos ahí les resulta económico, pues en los locales que ofrecen el elemento en la ciudad este es escaso y costoso. Esa es la realidad de quienes tienen familiares infectados con COVID-19 y que los tratan en sus domicilios.