Oraban con los ojos cerrados, rezaban el rosario llevando cuidadosamente el control de cada pepita de la cadena, que representa el número de oraciones, o sostenían velas encendidas que al consumirse derramaban lágrimas calientes en las manos entrelazadas. La mayoría de feligreses permanecían sentados sobre la vereda de la calle A, por donde un cordón policial sumado a vallas metálicas evitaron el ingreso a la iglesia de quienes llegaron después de las 04:00 del Viernes Santo, día en que el cristianismo recuerda la pasión y muerte de Jesús.

Ese fue el ambiente matinal en las inmediaciones del Cristo del Consuelo, antes de la edición número 63 que se cumplió desde el santuario de Lizardo García y la A hasta el complejo del Cisne 2, donde está instalado el monumento de dicha advocación de Jesús, un recorrido de 2,6 kilómetros.

‘Estamos buscando un milagro, estamos buscando ese milagro de la vida’: madres de niños con afecciones llegaron al Cristo del Consuelo

Muchos otros fieles, miles de ellos, permanecían de pie con imágenes de Cristo en la cruz. Figuras de yeso y fotos impresas a color que por ratos elevaban sobre la frente en señal de veneración, hasta que pasadas las 07:30 salió de la iglesia la imagen del Cristo del Consuelo decorada con flores rojas y blancas en un anda cargada por los parroquianos y resguardada por la Policía Nacional.

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Entonces la ovación, el fervor religioso, se escuchó al unísono con un estribillo ya tradicional en esta época de Semana Santa: “Cristo del Consuelo/ Cristo de mi amor/ ven cura la herida de mi corazón.

Y emocionados, quienes estaban más próximos a las vallas que restringían el paso a la iglesia se empujaban unos con otros para tratar de pasar el cordón policial y tocar al menos una parte de la imagen peregrina. Infiltrarse y romper la seguridad de los agentes no fue posible, por lo que en vez de agotar esfuerzos innecesariamente los devotos optaron por avanzar y acompañar la imagen de lejos, guiados por la narración de la romería que se escuchaba por los altoparlantes instalados en algunas esquinas de las 27 cuadras del trayecto.

En medio del tumulto, de una marea de gente ubicada a lo largo de la calle A, Washington Vite impulsaba con las manos los pedales de una especie de coche en el que se traslada, ya que cuando tenía un año de edad le dio poliomielitis y aquello le impidió caminar. El esfuerzo que hacía era admirado por quienes pasaban a su lado.

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“Lléveme en ese carro”, le dijeron en son de broma, de entre un grupo de mujeres que eran parte de la caminata. Poco antes de las 08: 45 los fieles pasaron por la primera de catorce estaciones del viacrucis (camino de la cruz) que vivió Jesús.

“Yo vivo por la iglesia Espíritu Santo, adonde antes llegaba la imagen del Cristo del Consuelo. Tengo más de cinco años viniendo. Siempre ando solo y llego hasta el final, ese es mi sacrificio. Pido de todo corazón que haya paz en nuestro país y en el mundo entero. Mucho crimen, mucho asesinato. Gente que mata por gusto a gente inocente: niños, adolescentes”, expresó Vite, de 50 años, sin dejar de impulsar el andar de su coche.

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El clima acompañó a los fieles, pues la mañana no estuvo demasiado soleada y tampoco hubo presencia de lluvias, tal como venía ocurriendo en días anteriores. La procesión avanzaba brevemente, prevalecía un orden en el que destacó la colaboración de la ciudadanía.

Ana Estrella su hermano y una sobrina prefirieron adelantarse unas seis o siete cuadras de la imagen del Cristo del Consuelo y al llegar a la sexta estación del viacrucis los tres se detuvieron un momento. Entonces ella compró dos rosarios para cada uno de sus parientes. Y antes de ponérselos oraba con los ojos cerrados y el ceño fruncido en señal de concentración, de pedido con devoción.

“Es para que les vaya bien en su salud, que no tengan enfermedades. Les vaya bien con sus familias. Pido a Dios para que nos vaya bien en todo y que mantengamos viva nuestra fe”, sostuvo la mujer de 54 años, quien acude a la procesión desde joven, pero en esta ocasión fue la primera vez junto con sus dos parientes mencionados.

Personas que sufrieron accidentes como Flavio Montero acudieron a la procesión a pedir ayuda de la ciudadanía. Foto: El Universo

La peregrinación avanzaba y en cada cuadra eran evidentes las manifestaciones de fe, de amor, de sacrificio, de penitencia, bien sea para agradecer a Dios por favores recibidos o para pedir un milagro.

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María Belén Candelario caminó descalza todo el trayecto que duró dos horas. Ella llegó sola desde la 25 y Chambers y contó que su sacrificio era de agradecimiento, pues el año pasado una tía y su hermana fueron diagnosticadas con cáncer de útero. A la primera, dijo, la operaron en febrero y a la segunda, en diciembre del 2022.

“Agradezco por la vida de mis familiares que han pasado durante todo este año una situación difícil en su salud, por la vida de mis hijos, la de mi familia, para que todo esto termine, tanta delincuencia, que Dios calme su ira y que nos mire con ojos misericordiosos para seguir adelante”, mencionó ella.

Multitudinaria manifestación de fe se vio en el suburbio guayaquileño. Foto: El Universo

Los pedidos por la seguridad predominaron durante la procesión en una ciudad como Guayaquil que ha sido la más azotada por la violencia criminal. Más de 550 homicidios hubo en el primer trimestre del año en la Zona 8, integrada por la urbe porteña, Durán y Samborondón.

“Queremos que haya paz , porque la delincuencia está matando a mucha gente inocente”, exclamó Byron León quien caminó junto con siete integrantes de su familia.

Dentro de los anhelos expresados en la romería, la más concurrida de la urbe porteña, en la que cada año se estima la presencia de 500.000 feligreses, también hubo quienes pidieron por la salud de sus hijos con discapacidad o víctimas de algún accidente.

La familia de Carmen Luna rogó por la recuperación de Damián, un niño de 8 años que perdió la sensibilidad de la cintura para abajo y por ello dejó de caminar luego de sufrir un accidente de tránsito el año pasado. Mientras, Elsy Conforme pidió a Dios fortaleza para sacar adelante a su hijo de 5 años con síndrome de Down y 36 % de discapacidad.

“Estamos buscando un milagro, estamos buscando ese milagro que él hizo en vida y que hizo después de su muerte. Aunque el diagnóstico ya está dado y es que no pueda caminar, Jesucristo tiene la última palabra”, enfatizó Carmen Luna sobre el primer caso expuesto.

Pasadas las 08:00, quienes se anticiparon en la procesión ya cruzaban el puente Pío López Lara o puente de la A. Entre ellos iban los esposos Enrique Iglesias y María Elena Bustamante. Él empujaba paciente la silla de ruedas de su compañera de vida, quien sufrió un derrame cerebral hace casi dos años.

“Todos los años nosotros venimos. Ahora él me ayuda, pero nunca fallamos, porque es nuestro compromiso con Dios desde que vivimos en Las Malvinas, ya tenemos más de 30 años”, mencionó ella.

Los cónyuges hicieron una breve pausa para que Iglesias pueda divisar a lo lejos por dónde venía la imagen del Cristo del Consuelo. Ambos se habían adelantado al menos doce cuadras.

En el puente Pío López, Mónica Mendoza repartía pequeñas estampitas a los caminantes que cruzaban por allí. Imágenes del Señor de la Divina Misericordia, del Señor de la Justicia, del Corazón de Jesús, entre otras, eran parte de las dos mil imágenes que ella entregó junto con ocho familiares.

Mendoza es empleada en una compañía de limpieza que presta servicios al hospital de Los Ceibos, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), y este Viernes Santo tenía previsto entrar después del mediodía por su participación en la procesión.

“Aquí estoy pidiendo la misericordia del Señor, que ya cambie este mundo de tantas personas malas, que les limpie el corazón, que les limpie el espíritu”, expresó la mujer de 52 años que estuvo hospitalizada durante el tiempo más crítico de la pandemia del COVID-19 y perdió a al menos tres parientes por esa enfermedad.

Ya al pasar el puente, la caminata perdió la velocidad que tuvo a lo largo de la calle A, ya que de ese tramo en adelante las calles son más estrechas, incluso hay callejones por los que los romeriantes se dirigen, se forma una especie de embudo por el que el flujo de peatones se hace mucho más lento.

Pero ya en ese sector del Cisne, a más de los vendedores ambulantes de artículos religiosos (rosarios, escapularios, cuadros con imágenes, velas, gorras y sombreros) se vio otro tipo de ofertas, por ejemplo, la de servicios higiénicos para los peregrinos.

Gina Morán alquiló en $ 0,25 el baño de su pequeño salón de belleza que tiene en casa, en las calles 11 y Oriente. El año pasado ella preparó comida, pero como no hubo mucha demanda este año optó por esa alternativa con la que apuntaba a obtener ingresos por $ 15 a lo largo de la jornada.

La venta de pescado frito, muchines, corviches y encebollado también predominó en el sitio, siendo esta una opción por la que optaron varios caminantes.

Y así como hubo quienes peregrinaron junto al Cristo del Consuelo con su familia o amigos, también estuvieron fieles como Ángel Cumbe, de 64 años, quien con su perro, Rata, hicieron en bicicleta el recorrido, en medio del asombro del resto de personas por la tranquilidad con la que viajaba el can mestizo de seis años.

A las 09:25 la imagen peregrina entró al sector del Cisne desde las calles Buena Fe y Balsas, en medio de vítores, aplausos y apretujones. Antes, desde un carro del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil se refrescó con agua a los participantes.

‘Necesitamos paz, tranquilidad, por eso vengo a la procesión del Cristo del Consuelo’

En la jornada hubo 31 atenciones prehospitalarias, 2 traslados y 5 personas sin acompañantes (niños, adolescentes y adulto mayor). A esta y al resto de procesiones de Viernes Santo en la ciudad, desde la Sala de la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG) se dio seguimiento a través del sistema Ojos de Águila.

Ya en el complejo del Cisne 2, con la imagen del Cristo del Consuelo al pie del monumento, el arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Gerardo Cabrera, expresó un mensaje de reflexión basado en la realidad actual del país. “Basta ya de tanta violencia, que venga la reconciliación y que venga la paz”, remarcó durante su intervención con la cual la procesión terminó. (I)