‘Me voy a acuartelar porque no me sale nada de trabajo’. Cientos de jóvenes en Guayaquil buscan enrolarse en el Ejército

La fila era larga. Metros y metros de filas de jóvenes que habían madrugado para ir al cuartel. Tan grande era la acogida que un carril de la vía a Daule que da al Fuerte Militar se cerró este viernes.

A ese regimiento, uno de los puntos para el reclutamiento, llegaron cientos de todos los sectores de Guayaquil y de cantones vecinos. Unos solos, otros con sus padres, con maletas o mochilas para guardar utensilios personales.

La primera llamada a acuartelamiento es para los jóvenes de 18 a 22 años. El servicio se retoma tras dos años de la pandemia del COVID-19. Los postulantes inscritos en línea llevaban la cédula de identidad, el formulario impreso de aceptación y el resultado de una prueba PCR.

A nivel nacional se espera seleccionar a 5.000 jóvenes. En Guayaquil, el cupo solo en la Base de Movilización Occidental de la Atarazana era para 470. Pero solo en las afueras de ese centro había más de 1.000 jóvenes. Lo mismo en el punto del Fuerte Militar Huancavilca, en la vía a Daule.

Raúl Zambrano llegó a las 04:00 a la Atarazana con la esperanza de conseguir enrolarse al Ejército. “No me sale nada de trabajo y ya que no tengo nada que hacer me vine acá”, dijo el joven de Durán mientras pasaba una de las pruebas.

Como él, otros jóvenes esgrimían similar argumento en los puntos de acuartelamiento: la falta de una oportunidad laboral. También estaban quienes no habían alcanzado un puntaje deseado para una carrera en la universidad pública.

Andrés Martínez estaba en la fila acompañado de su madre y su hermana menor. Aunque su graduación del colegio será el lunes prefiere perderse el evento con sus compañeros del colegio e irse este fin de semana a alguna unidad para asegurarse un cupo.

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Su madre contó que, pese a haber estudiado, no alcanzó el puntaje necesario para ingresar a la universidad y que no cuenta con dinero para inscribirlo a un centro educativo privado.

La mujer dice temer que a su hijo le ocurra algo porque vive en una zona de alta incidencia de microtráfico y sicariatos.

”Prefiero que se vaya un año a estar ocupado cultivando su mente y su cuerpo. Ya cuando regrese que intente otra vez ingresar a la universidad”, manifestó la madre de Martínez.

Marlon Herrera Vargas, de 19 años, salió a las 03:00 desde Pedro Carbo, en Guayas, para llegar al Fuerte Militar Huancavilca, en el km 10.5 de la vía a Daule. Él estuvo atrás de la postulación hace meses. “Como ya me gradué de bachiller ahora estoy listo para dar este paso. Yo quiero ser alguien en la vida y en la universidad es difícil conseguir un cupo, prefiero venir directo acá y hacer mi carrera, no me da miedo”, sostuvo.

Por grupos, los jóvenes entraban para la toma de signos vitales, exámenes psicológicos, odontológicos, médicos y laboratorio. El proceso se contemplaba que dure de dos a tres horas.

Los aspirantes a conscriptos de la leva 2003 iban a viajar unas 10 horas a los cuarteles destinados. Estarán un año cumpliendo el servicio.

Dentro de los aspirantes había jóvenes que llegaban por su aspiración de seguir una carrera militar. Joel Wilder Pijo, de 20 años, residente de la cooperativa Trinidad de Dios, en Monte Sinaí, mencionó que desde pequeño tenía ese sueño de formar parte del Ejército. “Mi papá y mis tíos hicieron el acuartelamiento, no acabaron la carrera, pero yo sí me quiero quedar, quiero ser el orgullo de mi familia”, mencionó.

Manuel Santander Quiroz, comandante de la Base de Movilización Occidental de la Atarazana, indicó que en agosto se pretende realizar otra llamada, con la posibilidad de que entren mujeres.

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“Un lema del servicio militar es una oportunidad de vida. Aquí los jóvenes van a recibir una capacidad integral en el ámbito militar y ocupacional”, dijo Santander.

Este sábado habrá otra jornada para reclutamiento en el que se espera completar el cupo con los seleccionados. (I)