Lorena, de 50 años, no aguantaba el sueño, se cabeceaba. Era mediodía y estaba arrimada a una de las rejas afuera del hospital Universitario de Guayaquil, en el km 23 de la vía Perimetral. Ella contó que ya tenía 12 horas desde que llegó con su nuera, quien ingresó por emergencia para dar a luz. No sabía si ella había salido bien del parto, ni nada de su nieto, aún tenía la maleta con ropa para la nueva mamá y el bebé.