Guayaquil y otros sectores costeros fueron sorprendidos este martes 4 de abril por un halo solar, un curioso e inofensivo fenómeno que no deja de llamar la atención siempre que aparece.

Un halo solar _también conocido como antelia o aro iris_ es un fenómeno muy común que se produce al formarse partículas de hielo suspendidas en la tropósfera (capa de la atmósfera que está en contacto con la superficie de la Tierra y que se extiende hasta unos 10 km de altura) que refractan la luz que llega del Sol, generando un espectro de colores similar al del arcoíris.

En contraparte, cuando la Luna está llena también se puede dar un halo lunar.

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Los halos, también conocidos como antelias, se suelen caracterizar por ser iridiscentes, es decir, que muestra o refleja los colores del iris. El iris, en anatomía, es la zona coloreada del ojo. Está ubicado entre la córnea y el cristalino.

El interior del halo es rojo tenue, cambia a naranja y amarillo hacia el exterior y concluye con el borde externo en un color blanquiazul, aunque, algunas veces, culmina en color violeta. Además, se puede observar que la porción de cielo interior al anillo es algo más oscura que el resto, indica el portal Ecologia Verde.

El diámetro del halo solar es de 22 grados de radio. En ocasiones, se puede comprobar la existencia de un segundo halo solar mayor y, por tanto, exterior, de 46 grados de radio, concéntrico al ya descrito de 22 grados y menos brillante. Se le denomina halo mayor, pero son muy infrecuentes.

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Para observar un halo solar, siempre hay que tratar de tapar el Sol para evitar posibles daños en los ojos. También es recomendable llevar gafas de sol. (I)