La mañana de este martes 7 de octubre, el Parque Samanes se convirtió en escenario de la inauguración del Área Territorial Inclusiva (ATI) número siete, un espacio diseñado para brindar atención especializada a niños, niñas y adolescentes con discapacidad o neurodivergencias.

El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, encabezó la ceremonia y subrayó que la inclusión dejó de ser un discurso para convertirse en una política pública. “Lo más lindo es ver cómo se concretan las cosas. En campaña la inclusión era una promesa, hoy es una realidad que aplicamos en cada rincón del municipio”, afirmó.

El alcalde destacó que este nuevo centro se suma a los ya implementados en sectores como Guasmo Norte, Sergio Toral, Puerto Liza, La Trinitaria, Puná y el Suburbio.

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Además, adelantó que próximamente se inaugurarán dos más, en Paraíso de la Flor y Pozos.

En el ATI del Parque Samanes se ofrecerán terapias físicas, psicológicas, psicopedagógicas y artísticas. Según el terapista de arte, Gabriel Macías, el objetivo es desarrollar habilidades motoras y sociales, además de integrar a los niños en entornos grupales.

“Guayaquil tiene una alta demanda de atención: el 15% de la población presenta algún tipo de discapacidad. Buscamos fortalecer vínculos, no solo en los centros, sino también en casa, trabajando junto a los padres”, explicó.

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Macías detalló que las actividades artísticas inician desde los cuatro años y que las terapias se brindan de lunes a viernes, de 09:00 a 17:00. Para acceder, los padres deben registrarse en la Ventanilla Universal del Municipio y presentar un diagnóstico o una presunción de diagnóstico.

“No es indispensable tener el carné de discapacidad. Lo importante es que el niño reciba la atención que necesita”, añadió.

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Las madres beneficiarias coincidieron en que el ATI ha transformado la vida de sus hijos. Marta Macías, madre de un niño con síndrome de Down, relató los avances que ha observado.

“Mi hijo antes no se sentaba, ahora ya camina y digiere bien los alimentos. Son pequeños pasos, pero para nosotros son enormes logros. Estoy muy agradecida con Dios, con el alcalde y con las terapeutas”, expresó emocionada.

Otra madre, Margot Román, compartió la experiencia de su hijo Jacob, quien padece el síndrome de Leigh, una enfermedad rara.

“Su pronóstico de vida era de dos años y hoy tiene 13. Aquí ha mejorado muchísimo, controla mejor su cuerpo. Las terapias físicas y de lenguaje le han cambiado la vida”, afirmó.

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También destacó la rapidez del proceso de inscripción y las condiciones del nuevo centro: “Está hermoso, más amplio y cómodo para nuestros hijos”, concluyó. (I)