La puerta principal del bloque 5 estaba abierta. No había algún impedimento para ingresar a este edificio de la ciudadela Valdivia, tampoco para subir las escaleras y acceder al portal de la mayoría de departamentos. Algunos vecinos instalaron cerramientos, timbres o porteros eléctricos en el transcurso de los años.

Hilda Molina, de 42 años, lamenta que la falta de unión de los copropietarios incida en la falta de acuerdos para implementar reglas que mejoren la seguridad del bloque multifamiliar, en el sur de Guayaquil.

“Unos quieren que la mayoría del día esté abierto y otros que esté cerrado. Falta de unión, cosa que no pasa en otras ciudadelas. Aquí había una chica que administraba, pero se fue de Guayaquil”, comenta Molina, una docente de secundaria que llegó a vivir en ese edificio hace diez años. Compró el departamento en $ 20.000, aproximadamente.

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Ese complejo de departamentos que data de hace 34 años es uno de los planes habitacionales verticales que hay en la ciudad, como los bloques de los Sauces, Apanor, Las Acacias, las casas colectivas de Gómez Rendón y José Mascote, o las edificaciones en Socio Vivienda. Como en otros lugares de la urbe, estos sitios tienen sus particularidades y problemas que varían de situación y nivel . Algunos de los inconvenientes son de convivencia por bulla, mala disposición de basura o heces de mascotas sin recoger; otros, un poco más conflictivos. Por ejemplo, en las casas colectivas hay un evidente consumo de drogas de personas que ingresan al área de escaleras y pasillos de esos bloques. Las puertas principales permanecen abiertas, como se evidencia en un recorrido de EL UNIVERSO.

“Andas sapeando”, le dice una mujer, aparentemente, bajo los efectos de alguna droga al periodista de este Diario.

Proyección de lo que será la construcción del plan habitacional en vertical ¨Bosques del Norte¨. Foto: Cortesía Empresa de Vivienda
La alcaldesa Cynthia Viteri durante la presentación del plan habitacional de 1.400 predios en la vía a Daule.

Dentro de poco un proyecto con un concepto similar de construcción vertical se sumará al paisaje de la ciudad: un reto que se ha propuesto el Municipio de Guayaquil como parte del proyecto Bosques del Norte, que contempla la construcción de 25 condominios (150 departamentos) y la venta de 1.400 predios urbanizados, en un área cercana al plan habitacional Villa Bonita, cuya vía de ingreso está en el kilómetro 16 de la vía a Daule, en el noroeste de la ciudad.

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“Son condominios de tres pisos y cada piso tiene dos departamentos. Este es un proyecto piloto, necesitamos que sea de tres pisos por convivencia, por facilidad, porque pueden existir personas adultas mayores, como le digo. Como nosotros no verificamos la central de riesgo, sino su comportamiento de pago puede acceder cualquier persona. Edificios de cuatro, cinco pisos demandan un ascensor y eso encarecería el producto”, explica Patricia Rivera, presidenta de la Empresa Pública Municipal de Vivienda de Guayaquil, quien agrega que los departamentos de hasta 80 m2 costarán entre $ 45.000 y $ 60.000. Estos datos son cifras estimadas.

Proyección de lo que será la construcción del plan habitacional en vertical ¨Bosques del Norte¨. Foto: Cortesía Empresa de Vivienda

La funcionaria asegura que el proyecto fue sometido a un análisis urbanístico y sociológico al tratarse de un tipo de solución habitacional poco tradicional en la urbe, donde existe un déficit de viviendas de unas 400.000 unidades.

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“Nosotros tenemos que erradicar el problema de déficit de vivienda en Guayaquil. En el momento en que se habla de erradicar el déficit se tiene que mejorar el uso de suelo y mejorar el uso de suelo es ir, paulatinamente, a hacer condominios. La preferencia de las personas es comprar una casa, pero nosotros tenemos que darle también esta opción a las personas que están dispuestas a vivir en un condominio, que pueden ser personas solteras, recién casados, adultos mayores”, sostiene la titular de la empresa municipal de vivienda.

La correcta convivencia en estos espacios también es un aspecto que se analizó en la concepción del proyecto, afirma Rivera, aunque también refiere que para que eso se cumpla es importante la corresponsabilidad de todos los propietarios. Por ello, asegura, el cabildo realiza una inducción a los ciudadanos que acceden a los planes habitacionales del municipio sobre lo que se puede o no hacer en esos lugares.

“Los ciudadanos deben aprender a vivir”

En total abandono se encuentran las casas colectivas ubicadas en José Mascote y Gómez Rendón. Foto: Archivo

La socióloga Ninfa Suárez, especializada en analizar los impactos de proyectos de construcción sobre la sociedad, indica que las instituciones o empresas que promueven obras deben considerar el eje sociológico antes, durante y después de ejecutarlas, que de eso dependerá el éxito o fracaso de dichos trabajos.

“Tienen que hacer un estudio sociológico. Antes de la construcción, diseñando correctamente para quiénes van a habitarlo. Se debe hacer un estudio de mercado sobre qué es lo que quiere el usuario, porque muchas veces diseñan al margen de lo que quiere la gente. La gente tiene unas costumbres y el arquitecto tiene otra visión y es ahí cuando chocan”.

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La especialista puntualiza que en este tipo de iniciativas, relacionadas con una población considerable, se debe trabajar en un plan social integral, que contempla capacitaciones.

“Aunque usted no lo crea, a la gente hay que capacitarla, sensibilizarla, porque no solamente es de coger y decirle ‘aquí está la vivienda’. No, hay que implementar un plan de capacitación que incluya el marco legal, que es lo principal, para que ellos sepan cuáles son sus derechos y deberes, que ellos se sujeten a ese plan. Y si están de acuerdo y ellos al firmar un contrato o convenio de ese tipo, y al saber que va a haber sanciones, se va a sobrellevar de mejor manera la convivencia hasta que la gente aprenda a vivir”, detalla Suárez.

Patricia Rivera, de la Empresa Pública Municipal de Vivienda, cree que no se debe comparar el proyecto del cabildo con ciertas experiencias de planes habitacionales que han registrado conflictos, porque en este caso las soluciones habitacionales tienen un costo, cuentan con múltiples áreas verdes, sitios de esparcimiento, opciones comerciales, lugares amigables para las mascotas, seguridad, entre otros beneficios.

La socióloga difiere de la funcionaria municipal, pues comenta que en su diario vivir palpa conductas de mala convivencia de personas con una posición económica media y media alta, y que solo cambia la situación e intensidad de la actitud.

¿Por qué promover las soluciones habitacionales verticales?

Urbanización Bosques de Los Ceibos, un proyecto con suites y departamentos, en la av. Leopoldo Carrera, cerca de la Espol.

“Mientras tú requieras menos áreas para casas, tú tendrías más superficie para áreas verdes”. Con esa premisa, Luis Alfonso Saltos, especialista en Planificación Urbana y Regional, explica los beneficios para el ser humano y la naturaleza que genera el cambio de chip de las autoridades sobre las acciones de desarrollo urbano que tienen en agenda para la ciudad, donde hay 2,7 millones de habitantes, según la proyección del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC).

Pese a ser una alternativa beneficiosa para ambas partes, el especialista considera que el éxito de esta iniciativa dependerá de los servicios complementarios que deben constar en el anteproyecto.

“Si el departamento va a ser más barato que una casa, la gente va a tener esto como una opción, más acorde con las economías actuales. Si yo te digo que con este departamento vas a tener parqueos, acceso a ciclovías, a más áreas verdes, a más parques, va a haber una guardería municipal cerca o va a haber una escuela municipal más cerca, todos estos ítems motivan a las personas. Entonces es necesario saber cuáles van a ser los plus”, comenta el arquitecto.

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Y si las dudas o inquietudes del potencial comprador también pasan por las bondades que proveerá el diseño del departamento ante las condiciones adversas de tiempo que hay en Guayaquil, Liliana Carbonell, especialista en Arquitectura y Hábitat Sustentable, explica que con un adecuado diseño se puede reducir la temperatura del ambiente interno del inmueble, que ayudaría al confort de los habitantes.

“En el clima cálido húmedo de Guayaquil las edificaciones presentan altas ganancias solares en las fachadas este, oeste y cubiertas. Con un adecuado diseño arquitectónico y uso de materiales, estas cargas (de calor) pueden disminuir hasta un 70 % de acuerdo a nuestros análisis y los proyectos que hemos rehabilitado. Hay que evitar proyectar una edificación en orientaciones (con mayor ganancia solar)”, sostiene la arquitecta. Entre las alternativas de materiales que pueden reducir los estragos del sol refiere los vidrios de baja transmisión de calor, por ejemplo.

De igual forma, la especialista menciona la importancia de aprovechar los vientos dominantes para refrescar el interior de la estructura, algo que no se hace en muchos proyectos inmobiliarios.

“En los análisis que hemos hecho, con mi grupo de trabajo, vemos que en las urbanizaciones se diseñan ventanas con dimensiones bastante pequeñas. Y en algunos casos colocan la ventana grande en dirección opuesta al viento. En la mayoría de urbanizaciones tienen tamaños estándar. No hay un adecuado diseño con respecto al viento. A mí me ha tocado tumbar una pared y hacer de nuevo la ventana”, cuenta la arquitecta.

Otro elemento que deben tomar en cuenta los diseñadores es el ruido y cómo reducirlo, más allá de los parámetros básicos de la norma de construcción, enfatizan los arquitectos consultados, pues de este y el resto de factores dependerá también el ánimo de los habitantes y su relación con las personas de su entorno. (I)